El tren como medio de transporte en la zona oriental de la provincia de Huesca lleva en declive durante varias décadas. Lenta y dolorosamente nos han quitado combinaciones que antaño nos podían llevar de forma directa a grandes ciudades como Barcelona o a comunidades autónomas tan lejanas como Galicia. Las posibilidades no eran infinitas, pero lo suficientemente atractivas para que tuviéramos el tren como una opción real a la hora de planificar un viaje.
Ahora nuestro querido “Regional” es el único que se detiene en busca de pasajeros en la estación “Monzón – Río Cinca” y sus destinos se reducen a Zaragoza y Lérida, además de un puñado de poblaciones situadas entre ambas capitales de provincia: Binéfar, Sariñena o Tardienta. Si a eso le sumamos que con la irrupción de la pandemia se redujeron las frecuencias, nos han dejado con tan solo dos trenes por sentido, tanto entre semana como sábado y domingo. Eso sumado a la dejadez de las instalaciones, más propias del siglo pasado, y a la falta de comodidad de unos trenes que más parecen vagonetas, parece claro que este servicio es un producto con obsolescencia programada, es decir, que su vida útil está muy cerca de llegar a su fin… O eso es lo que nos están haciendo creer.
El apoyo al medio rural o la “España vaciada”, como algunos la han querido denominar, parece que no está ligada al tren, un medio que siempre ha sido eje vertebrador de nuestro territorio. El AVE y más recientemente Avlo, el tren low cost de Renfe, que unen capitales de provincia y ciudades de gran tamaño son las firmes apuestas que barajan nuestros políticos desde Madrid. Da igual las siglas del que gobierne, este crimen se lleve perpetrando durante muchos años y todos ellos tienen parte de culpa. Ahora el “rifirrafe” viene provocado por la financiación, el Gobierno de Aragón y el de España tienen sus discrepancias. ¿Y quién lo paga? Los de siempre.
Por desgracia, el andén de “Monzón-Río Cinca”, el cual da servicio a toda la comarca e incluso a otras poblaciones de zonas limítrofes, cada vez está más cerca de convertirse en una estación fantasma. Los pocos viajeros que ahora utilizan este servicio denostado terminarán de desaparecer de forma obligada y los únicos trenes que veremos pasar por tierras mediocinqueñas serán los de mercancías.
ACTUAL SITUACIÓN
Pese a las protestas y reivindicaciones, la ecuación sigue ofreciendo el mismo resultado: la pérdida de trenes o su sustitución por otros medios de transporte. Desde la publicación de la última revista de “Alegría”, la principal novedad sobre el tema se produjo hace varias semanas tras un acuerdo entre el por aquel entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán. La “solución” por llamarlo de alguna manera llegará a partir del otoño. Todo hace indicar que se suprimirán las líneas que hasta ahora sustentaba el ente autonómico y se sustituirán por un autobús, microbús o incluso un taxi, en función de la demanda. Un principio de acuerdo que, a pesar de la salida de Ábalos del Gobierno, tiene visos de mantenerse vigente. Ambas partes se dieron cuatro meses -de los cuales ya se ha consumido uno sin que conozcamos ninguna novedad- para diseñar esta alternativa.
Los municipios afectados, entre ellos Monzón, mostraron su rechazo y han solicitado que la totalidad de los trenes regionales se mantengan, incluidos los que fueron suspendidos temporalmente el pasado año durante la pandemia. Diversas protestas y concentraciones se han ido sucediendo, pero parece que los que toman las decisiones siguen haciendo oídos sordos. El próximo capítulo, en un corto plazo de tiempo, puede ser el último. Esto supondría decir definitivamente adiós a un emblema de la ciudad: nuestro tren.