Los integrantes de la Escuela de Arte y Talla San José de Monzón desempeñan desde principios de año su actividad en un local situado en el paseo de La Arboleda. Un recinto diáfano de alrededor de 150 metros cuadrados que sustituye al que venían ocupando desde hace más de una década junto a la estación de tren. En su extensa trayectoria de treinta y cinco años cabe destacar el retablo de la catedral de Santa María de Monzón, una pieza única en madera de cedro que confeccionaron una decena de sus integrantes durante cinco años y que actualmente luce en el templo mediocinqueño.
Tras la pertinente mudanza y tras un breve periodo de adecuación del local, el nuevo hogar de los artistas de la madera ya está a pleno rendimiento desde hace algunos meses. Bajo la atenta mirada de su profesor Crescenciano Salcedo y atendiendo a sus consejos, alrededor de una decena de alumnos se reúnen de lunes a viernes para dedicar su tiempo a realizar diversos trabajos. Sus manos dirigen con maestría unas herramientas que son capaces de convertir un trozo de madera en una preciosa maqueta, un busto de asombrosa apariencia a la realidad o la reproducción de muebles, desde una cama a una cadiera. “Aquí venimos a pasar un buen rato, por ello mezclamos diversión, aprendizaje y superación. Algunos llevan mucho tiempo viniendo a las clases mientras que otros han comenzado este mismo curso. Intentamos adecuarnos al nivel de cada uno y también les dejamos libertad a la hora de elegir la obra a realizar según sus gustos. Todo el mundo tiene una llave del local y así tienen la libertad de venir por el taller cuando le apetezca y avanzar con sus creaciones”, explica Salcedo.
En las más de tres décadas de funcionamiento, la Escuela ha realizado todo tipo de obras, pero sin duda la más especial es el retablo de la catedral de Santa María. Una iniciativa que surgió de Crescenciano Salcedo como maestro y de alguno de sus alumnos, como José Antonio Ferraz o José Ángel González. “Trasladamos la idea al resto de los componentes de la escuela, los cuales con mucha ilusión aceptaron el reto. Costará el tiempo que costara”. El siguiente paso fue obtener el visto bueno del párroco José María Huerva, al cual le pareció bien e incluso se comprometió a que la parroquia pagara el material.
El retablo se comenzó a realizar en mayo de 2008 y se concluyó en octubre de 2013, en él participaron además de los tres impulsores que hemos nombrado anteriormente, varios alumnos del Taller como Antonio Arilla, Antonio Ariño, Julio Bellido, Manuel Carlos Bosque, José Ramón Manau, José Pérez y José Villa. Entre todos ellos elaboraron esta pieza única de siete metros de altura y cinco de ancho, donde quedaban representadas las escenas más conocidas de la vida de Jesús. De las 18 realizadas, también se incluyó una talla de «Los Curetas de Monzón», José Jordán y José Nadal y dos arquetas con los restos de los mismos depositadas en el altar. El retablo fue bendecido por el Cardenal Antonio Cañizares en el año 2013 y desde entonces podemos contemplarlo en un lugar privilegiado del sagrado templo montisonense.