Una pequeña empresa que hace algo más de tres años se instaló en Almunia de San Juan y que gracias al conocimiento del sector papelero de su impulsor Enrique Navarrete, ha consolidado un negocio apostando por un nicho de mercado que las grandes fábricas papeleras desechan por volumen y rentabilidad en su manipulación.
El modelo de negocio es recoger unidades sueltas de bobinas de papel y/o cartón para darle un uso diferente (así una bobina de varias toneladas que sobra tras la elaboración de cajas, Navapack hace formatos más pequeños que sirven para el cilindro de cartón de los rollos de papel higiénico). Recogen pequeñas cantidades de bobinas de casi todo el mundo que trasladan hasta su nave de Almunia de San Juan, y con una máquina, también reciclada de una antigua papelera y reajustada a sus trabajos, consiguen darle una utilidad a un material que estaba destinado a su destrucción.
El conocimiento del sector papelero de Enrique Navarrete, toda su vida dedicada al mismo, dirigiendo grandes grupos ya entonces jubilado, unido a la voluntad de que dos de sus hijos tuviesen una estabilidad laboral que no se daba en esos momentos, pese a su experiencia; fue el detonante de la puesta en marcha de Navapack. Siendo la elección de Almunia de San Juan por su cercanía con la comarca del Segriá, donde vivían desde hace décadas estos valencianos de nacimiento. También valoraron la tranquilidad política y social de la zona, así como encontrar una nave para alquilar con grandes posibilidades, al haber sido anteriormente una empresa referente en la localidad por la realización de piezas de plásticos de inyección y maquinillas de afeitar desechables.
Con discreción, constancia y trabajo los hijos de Enrique (Alberto y Enrique) y otra persona más (Pau) están demostrando que, conociendo el sector, se pueden crear proyectos sostenibles, sólo con recursos propios (como es el caso) y además comprometidos con el reciclaje.