El pívot montisonense de 24 años Dani Arcau ha finalizado su primera temporada como profesional del baloncesto. Un curso en el que ha jugado en tres ligas diferentes de Inglaterra, Portugal y Alemania. Tras formarse durante cuatro años en la universidad americana de Great Falls en Montana, busca ahora continuar su carrera deportiva en alguna liga europea donde sea capaz de conjugar un alto nivel competitivo para seguir progresando, junto a un buen contrato.
Con el final de la presente temporada llega el tan ansiado descanso, tanto físico como sobre todo mental, para Dani Arcau. Este joven, que en noviembre cumplirá 25 años, ha afrontado su primera temporada como profesional tras un periplo de cuatro años estudiando y jugando en una universidad americana: “casi se me hace extraño volver a casa, poder estar unos días tranquilos en Monzón, disfrutar con la familia, pasar un rato con amigos que hacía tiempo que no veía…”, comenta el pívot mediocinqueño. Desde muy jovencito, Dani Arcau y el baloncesto han mantenido una estrecha relación que le ha llevado a vivir lejos de su casa conforme a su progresión: “cuando terminé mi primer año como cadete me incorporé al Club Baloncesto Zaragoza, para después irme a Madrid para entrar a formar parte de la cantera de Estudiantes. Allí estuve dos años, después regresé a Monzón para terminar Bachillerato y jugar en el Cosehisa Monzón, que entonces militaba en Liga EBA. Marcharte tan pronto de casa te hace madurar más rápido”, señala este pívot de 2,08 metros de altura. La posibilidad de comenzar sus estudios universitarios en Estados Unidos, al tiempo que podía seguir formándose como jugador, se convirtió en el principal objetivo del montisonense. Para conseguirlo ingresó en la Canarias Basketball Academy, un lugar dedicado a formar jugadores para colocarlos en el mercado americano. Tras un año becado en las Islas Afortunadas con entrenamientos muy exigentes y progresando en su nivel de inglés, por fin llegó el ansiado premio: “vinieron a verme representantes de varias universidades de Estados Unidos; querían conocernos y ver cómo jugábamos al baloncesto. Nos hacían diversas pruebas, y si les convencías te ofrecían la oportunidad de formar parte de su universidad. Finalmente me decanté por Great Falls en el estado de Montana donde he estado durante cuatro años magníficos”, rememora.
En tierras americanas afrontó un periplo en el que compatibilizó sus estudios en Salud y Rendimiento Humano, una doble titulación en la que se licenció a la vez que jugaba con el equipo de esta universidad. «Realizábamos muchos viajes por todo el estado, jugábamos un par de partidos por semana y entrenábamos duro el resto de días con dobles sesiones, una a las seis de la mañana antes de ir a clase y otra por la tarde. En la universidad nos daban facilidades a la hora de cambiarnos la fecha de un examen, pero al margen de eso no me han regalado nada y he tenido que esforzarme para conseguir sacar adelante mis estudios”, especifica Arcau, que durante su estancia en Estados Unidos mejoró mucho en el apartado físico e incrementó su volumen corporal para poder enfrentarse a jugadores más dominantes que él bajo los aros. Las ligas universitarias son todo un fenómeno en Estados Unidos, y de allí salen la mayor parte de los jugadores que en un futuro cercano forman parte de la NBA. Dani tuvo la oportunidad de jugar en canchas con nueve mil espectadores (como por ejemplo la de Arizona State). El equipo de la Universidad de Great Falls no era de los más potentes del estado de Montana, y en los cuatro años que el montisonense formó parte de él nunca lograron pasar a la fase final. “La diferencia entre España y Estados Unidos respecto al deporte es cultural. Allí todo son facilidades, mientras que aquí es casi imposible vivir del baloncesto si no juegas en la liga ACB. El seguimiento que hay de este deporte a nivel universitario es altísimo, la gente llenaba los pabellones y los partidos importantes eran muy seguidos por televisión”, aclara.
Durante su trayectoria este mediocinqueño se ha podido enfrentar e incluso compartir vestuario con algunos de los que ahora son jugadores de referencia a nivel internacional como el lituano Valanciunas, el brasileño Lucas Nogueira, ambos en Toronto Raptors; o Nerlens Noel (Dallas Mavericks). “Con Nogueira coincidí en mi etapa de Estudiantes y seguimos manteniendo una buena relación. Es un portento físico y poco a poco ha conseguido hacerse un hueco en la mejor liga del mundo y firmar un muy buen contrato”. Tras los cuatro años en Montana, una vez terminados sus estudios universitarios, Dani Arcau decidió regresar a Europa para proseguir su carrera como jugador de baloncesto, en este caso como profesional. Tres equipos en tres países diferentes han sido su destino en un curso complicado en el que poco a poco las cosas han ido mejorando: “mi representante me encontró un equipo en la máxima categoría inglesa, el Reading Rockets, todo iba bien hasta que a los tres meses tuvieron problemas económicos y dejaron de pagarnos”, resalta. Del club inglés tuvo que irse tras los impagos y su siguiente destino fue Portugal. Allí compitió hasta final de temporada con Eléctrico FC. “La liga portuguesa acabó en enero y yo quería seguir jugando, así que aproveché una oferta que tenía de la segunda división alemana, donde he estado varios meses jugando en las filas del Herford”. La experiencia germana ha cautivado al pívot aragonés al que le gustaría seguir allí la próxima temporada. “En España es difícil que pueda quedarme. Mi nivel actual sería para jugar en LEB Oro, y aquí los salarios son muy bajos. La cuestión es encontrar un equipo en el que la balanza esté lo más equilibrada posible entre sueldo y nivel de la liga”. Mientras esa oportunidad aparece en el horizonte, Dani continúa entrenándose en el pabellón de Los Olímpicos de Monzón donde se ha podido reencontrar con Guillermo Uguet y José Manuel Fernández, que son “como padres para mí en el baloncesto”. La intención que tiene a corto plazo es seguir jugando a nivel profesional, aunque sin perder de vista un futuro laboral que le gustaría que estuviera ligado a este deporte. “En estos momentos estoy esperando que me convaliden mis titulaciones obtenidas en Estados Unidos. Paralelamente estoy realizando un máster online de coaching y liderazgo”, explica este joven, que también tiene la máxima titulación de entrenador de baloncesto.
El primer objetivo de Dani Arcau ya se ha cumplido: llegar a profesional. Pero el pívot quiere más. Unos logros conseguidos gracias a unas condiciones innatas para este deporte, sumado al trabajo y sacrificios diarios. Gracias a todo ello, ha hecho del baloncesto su forma de vida.