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miércoles, 19 marzo, 2025

Un niño grande y ganador

La ilusión y el sacrificio de la familia Carceller-Carrasquet llenan un pequeño almacén-taller situado a las afueras de Monzón. Allí, la pasión por la velocidad de Iker Carceller y sus nueve años conviven con la asunción del esfuerzo de Alberto, Berta y Héctor, padre, madre y hermano, respectivamente. Todos han advertido las dotes demostradas por Iker para ponerse a 100 km/h sobre un kart que no llega a la centena de kilos. Su segunda temporada en el Campeonato de Cataluña está avalando la apuesta familiar por el pequeño, admitiendo la dificultad que entraña la empresa y los sueños.

A Iker Carceller lo oyes hablar de sus carreras, campeonatos y puestas a punto y parece un niño grande con una madured impropia para su edad. Cuando deja las cuatro ruedas de su kart y alrededores, Iker se muestra, hace y dice lo propio y natural de cualquier chico nacido en Monzón en el año 2007; de la capital del Cinca Medio con orígenes binefarenses merced a sus progenitores, Alberto y Berta, ambos originarios de Binéfar.

Alberto Carceller es un enamorado del mundo del motor; tanto a la hora de ponerse a los mandos de un volante y disfrutar en un circuito, como con la previa mecánica. Ese gusto lo pone de manifiesto en un almacén-taller que tiene en los bajos del edificio donde vive la familia. Allí, Iker ha pasado horas y horas desde bien pequeño con un roce que le fue avivando la llama ya prendida en el padre. Sin embargo, Héctor, su hermano pequeño, ha experimentado lo mismo sin mostrar la pasión del hermano, ni mucho menos: “son totalmente diferentes en ese aspecto. Héctor no ha querido saber nada, prefiere el ajedrez o el judo, mientras que Iker solo quiere estar metido aquí.. correr, competir…”, comenta Alberto.

La primera “pista” para el joven piloto fue la misma calle de su barrio. Con tan solo cuatro años, Iker ya dispuso de un primer kart comprado por su padre. Sus ensayos, además de los que iba realizando en el karting de Menarguens (Lérida), se producían en la misma calle con una imagen de lo más curiosa; Iker al volante del kart, y su padre detrás con una soga enganchada al vehículo… por si acaso: “yo le veía cosas que me gustaban, y decidimos que siguiera adelante. Nos hicimos socios del karting de Menarguens, y con siete años corrió el campeonato del RACC quedando segundo clasificado. El año pasado debutamos en el Campeonato de Cataluña, y esta temporada corremos por segundo año consecutivo”. En todas las competencias a las que Iker se ha asomado, siempre se ha movido entre los mejores evidenciando un duende singular a la hora de tomar un volante: “hay que tener en cuenta que en el campeonato catalán competimos con niños que llevan equipos profesionales: todo un mundo alrededor de los críos. Nosotros vamos la familia, un mecánico que nos asesora este segundo año y toda la ilusión del mundo”.

Ese mejor ánimo de los Carceller-Carrasquet tiene en los ojos de Iker su origen natural, apoyado por las palabras del propio piloto: “me gusta mucho correr y cada vez más. En clase mis compañeros me decían al principio que eso no era un deporte, que solo era manejar un volante… ahora cuando llevo las copas que voy ganando, todos me animan, y la profesora me hace explicar la crónica de cómo ha ido la carrera”, comenta Iker con un discurso que para sí lo quisiera más de deportista adulto redundante en tópicos y abrazado a la escasez verbal. Sobre sus ídolos, el pequeño no oculta su inclinación por Fernando Alonso, junto a Hamilton, Ricciardo y Sáinz: “lo de Alonso es una pena; el Honda no tira y así es difícil ganar”. Y lo dice uno que está acostumbrado a subir al cajón, no en vano lo lleva haciendo este año en las dos pruebas que ha corrido del Campeonato de Cataluña con un kart nuevo, mecánico de apoyo y la experiencia que ya viene acumulando. Hasta la fecha se han disputado dos de las cinco pruebas de las que consta la competencia catalana; en concreto ya han corrido en Juneda y Vic, ahora restán dos carreras en Mora de Ebro –en circuitos diferentes- para acabar en Alcarrás. Iker Carceller es segundo en la general, por delante de equipos que multiplican el presupuesto del montisonense: “cuando acabemos este año, espero que con buen resultado, quiero ir a la Federación Aragonesa de Automovilismo para buscar apoyos de cara a la próxima temporada en la que Iker correra en categoría cadete. Es el único piloto en toda la provincia de Huesca y uno de los tres de Aragón”, apunta Alberto, reconociendo que el Campeoanto de Cataluña es un campeonato de España “corto”. El nivel es máximo, teniendo en cuenta que vienen los mejores de todo el país, pero aquí solo son cinco pruebas para completar el campeonato en la que todos los pilotos compiten en igualdad de condiciones: “entrenas con tu motor, pero para la clasificación y carrera la organización te da por sorteo un motor nuevo y precintado. Por tanto, a la hora de la verdad nosotros solo podemos incidir sobre la puesta a punto y el chasis”, subraya el padre de Iker.

La cuestión económica es fundamental en un deporte como el karting. Aquí todo es caro: desde el kart, unos 3.000 euros, hasta la participación en el Campeonato de Cataluña, pasando por los desplazamientos de fin de semana completo, de viernes a domingo: “creemos en lo que estamos haciendo y para ello asumimos que tenemos que renunciar a otras cosas como vacaciones o salidas de ocio. Lo hacemos muy a gusto. Creo que Iker vale para esto y lo tenemos que intentar. Sabemos que es difícil, pero en el peor de los casos creo que le estamos dando a nuestros dos hijos el ejemplo del esfuerzo y sacrificio cuando uno quiere conseguir algo en la vida”, comentan al unísono Berta y Alberto. El presupuesto de la familia para atender los costes de la presente temporada compitiendo en Cataluña, se ve reforzado por el apoyo de un buen número de empresas que quieren compartir la ilusión de ver a uno de los nuestros entre los mejores de España. La coherencia de Iker expresa sin soslayo la realidad económica a la que no es ajeno: “si no tenemos más dinero, ¡qué remedio!, habrá que empezar en otro deporte”. Para que eso no ocurra, la pareja Esther Solano y Pablo Blanco (Pointe L’Image) asesoran a la familia en la imagen y patrocinio del pequeño piloto.

Ahora toca lo que toca e Iker lo tiene muy claro desde esa vena competitiva que le acompaña. La victoria es su única idea de cara a la próxima carrera en Mora de Ebro: “intentaré quedar primero… allí la salida es muy importante porque solo se puede adelantar en dos puntos del circuito. Conozco la pista y habrá que hacer una salida para colocarnos entre los primeros”, relata el piloto con la misma seguridad que imprime a sus vueltas y vueltas a los circuitos. Berta dibuja una sonrisa de complicidad en su rostro… “Iker está muy ilusionado, el padre también y el sacrificio es de toda la familia”, concluye con la serenidad que otorga el saber que hace lo que debe.

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