La capital mediocinqueña contó durante varios siglos con una reseñable comunidad judía, cuyos últimos pobladores habitaron en nuestra tierra hasta 1502, cuando fueron expulsados. Según unos estudios recientes se ha constatado que cerca de un millar llegaron a habitar en Monzón, suponiendo aproximadamente un 40% de la población. La antigua judería estaba ubicada en el actual casco antiguo y abarcaba desde la plaza San Juan hasta los confines del Castillo.
Durante los últimos años no se ha realizado ninguna acción para intentar impulsar los vestigios que se conservan de esta zona. La última se produjo hace casi una década, cuando la antigua judería fue señalizada con siete tótems y 27 placas de cerámica. La mayoría de ellas están rotas o en mal estado debido a actos vandálicos y al desinterés de las instituciones. A principios de 2020 surgió una iniciativa que pretendía apostar fuerte por este diamante en bruto que posee Monzón y que podría suponer un importante atractivo turístico, se trata de CIMA. “Nos constituimos como asociación para desarrollar un proyecto que parte con el objetivo de recuperar la historia y el legado judío en Monzón”, explican Carlos Cabrera y Pilar Español, dos de los impulsores de este colectivo, en la que también está inmerso el experto hebraísta montisonense Andrés Lascorz.
Los meses antes de que se desatara la crisis sanitaria provocada por el covid, habían mantenido numerosas reuniones con expertos en el judaísmo, con representantes municipales de Huesca y Zaragoza, e incluso con familiares cuyos antepasados residieron en la judería montisonense varios siglos atrás. “Durante estos últimos años han sido varios los judíos –llegados desde diferentes puntos del planeta- que han venido hasta aquí para recorrer las calles en las que residieron sus antepasados. Consideramos que habría que trazar un plan para rehabilitar el casco antiguo, revalorizar la zona, preparar un recorrido que finalizara en el Castillo y resaltar los vestigios que todavía podemos encontrar en la calle Sisallo y en la zona central de la calle Arriba”.
Como datos curiosos nos apuntan que en la antigua judería llegó a haber dos sinagogas, la más grande estaba situada en la plaza San Juan. Esto nos demuestra la gran importancia que alcanzó la población judía en la ciudad. También hay que destacar que el rabino Gallipapa, nacido en Monzón, fue toda una eminencia en el siglo XIV y hoy en día se estudia su trayectoria en las universidades de Israel. Hay que destacar que actualmente se pueden contemplar en el museo Provincial de Zaragoza dos restos encontrados por el historiador Mariano de Pano sobre 1920: un candil y una campana con un grabado de una Estrella de David. “Hemos de ser realistas, no tenemos una judería como la de Toledo o Gerona; pero creemos que, si se trabaja en coordinación con el Ayuntamiento y otras instituciones y conseguimos subvenciones, podemos convertirlo en un lugar de referencia en la zona. Todo lo que suponga aportar un legado cultural bienvenido sea”.
Desde CIMA aseguran que el camino será largo y que las futuras generaciones deberán darle continuidad, pero al menos confían en colocar las primeras piedras de algo mucho mayor.