El Comité Aragonés de Árbitro de Fútbol anunció a principios de agosto el listado de “trencillas” que ascendían de categoría, entre ellos se encontraba Edgar Monteagudo. A sus 20 años, este joven montisonense, se ha ganado con templanza y tesón el ascenso a Regional Preferente, un objetivo que perseguía desde hace varias temporadas. Tras dos años a las puertas, y a falta de ratificarlo en las pruebas físicas que tendrán lugar a principio de septiembre, se siente satisfecho de seguir progresando como colegiado.
El fútbol es una de las grandes aficiones de nuestro protagonista desde que era pequeño. A una temprana edad comenzó su etapa de formación en la Escuela River Monzón, para después continuar en el Fútbol Base Monzón donde defendió la camiseta rojiblanca en categoría Infantil y Cadete. Cuando tenía 15 años empezó a compatibilizar su faceta de jugador con el arbitraje. “Durante la etapa formativa te permiten seguir jugando, excepto si compites en categoría nacional. En juveniles jugué dos temporadas en el Peñas Oscenses ya que estaba en Huesca cursando Bachillerato Internacional. A final de curso regresé al Monzón para ayudar al equipo a lograr el ascenso a Liga Nacional, y ese fue mi punto final como futbolista”, rememora.
El arbitraje ha sido una buena forma de mantenerse ligado al mundo del balompié, una alternativa que no contempló, hasta que un día el silbato se cruzó en su camino y no dudó en probar suerte. “Mi madre se enteró de que en Huesca hacían unos cursos de formación y me preguntó si me interesaba. No me lo pensé mucho y comencé con la preparación teórica y las pruebas físicas –las cuales no eran un problema dado su buen estado de forma- “, señala. Sigue jugando pachangas con sus compañeros de la universidad, pero reconoce que echa de menos algunos aspectos de su época de jugador.
Tras varios meses de formación comenzaron sus primeras incursiones como colegiado, al principio siempre acompañado de otros compañeros más veteranos y realizando labores de juez de línea. Un poco más adelante pasó a dirigir partidos de fútbol base, con las categorías de iniciación –prebenjamines, benjamines, alevines…-, para después seguir sus andanzas en el fútbol regional. Hay que resaltar que Edgar fue incluido en un proyecto de jóvenes talentos, lo que le permitió progresar con rapidez dadas sus buenas condiciones. “Sobre el campo tienes que aislarte de lo que te dicen desde la grada. Me gusta dejar jugar, pero si veo una excesiva brusquedad, la cortó inmediatamente. Por lo general cuanto más alta es la categoría, los jugadores se lo toman más en serio y salvo alguna excepción también aumenta el respeto con el que nos tratan”.
“Haber jugado anteriormente me sirve para conocer y entender el juego. Se vive de una manera diferente, pero considero que es una buena forma de seguir vinculado al deporte y además me permite ganar algo de dinero”, explica este mediocinqueño que actualmente estudia en Lérida la doble titulación de INEF y Fisioterapia. Durante el mes de agosto ha estado dirigiendo varios partidos amistosos, algunos de árbitro principal y otros como linier. Se mantiene en buena forma para conseguir pasar las pruebas físicas que corroboren su ascenso a Regional Preferente. “Llevaba un par de años intentando saltar a esta categoría, pero en ambas ocasiones me quedé muy cerca de conseguirlo. Durante la temporada van realizando informes sobres nuestras actuaciones y eso sumado a nuestros resultados físicos y teóricos sirven para confeccionar una clasificación, la cual no conocemos hasta que termina el curso futbolístico”, señala.
ERASMUS
Este próximo curso universitario va a ser diferente para Edgar, ya que hace un par de semanas recibió la confirmación de su petición de salir al extranjero. En un primer momento solicitó plaza en Finlandia, pero debido a la pandemia esa opción se disipó y finalmente ha tenido que optar por Bulgaria. “Debido a dichas circunstancias, esta temporada voy a tener que mantenerme un tanto alejado del arbitraje, aunque intentaré en fechas puntuales dirigir algunos encuentros”, explica.
En lo referente al arbitraje, espera asentarse en Regional Preferente para a medio plazo intentar dar el salto a categoría nacional (3ª RFEF). Reconoce que en la élite no tiene ningún referente, pero destaca la relevancia de contar en Monzón con el árbitro Antonio Monter, que esta temporada ha logrado el ascenso a 1ª RFEF (antesala del fútbol profesional). “Es importante poder contar con él, cuando tengo alguna duda siempre está dispuesto a echar una mano. Hubo varios años donde apenas había colegiados y costaba mucho que los jóvenes se animaran, pero por suerte parece que esa mala época ha quedado atrás. Por ejemplo, aquí en Monzón ahora somos seis o siete árbitros”. Por otro lado, destaca que desde la Federación, además de impartir charlas específicas sobre los cambios de reglamento, también les envían vídeos con determinadas jugadas para que se fijen en la forma de dirigir de los profesionales.
Edgar es un apasionado del fútbol, pero disfruta mucho más de él sobre el terreno de juego que viéndolo por la televisión. Reconoce que los partidos de la Eurocopa este verano los ha seguido y que si sus amigos se reúnen a ver algún encuentro se suma encantado, pero no es una de sus prioridades. “Me quedo con el compañerismo y los vínculos que generamos entre nosotros -el trío arbitral- a lo largo de las temporadas, la gente del mundo del fútbol a la que sigues vinculado cada fin de semana y la satisfacción de seguir formando parte de este deporte”, concluye.