Este año se celebra el 120 aniversario del nacimiento de Ramón J Sender. Nació el 2 de febrero de 1901 en Chalamera, pueblo del Bajo Cinca.
A los dos años sus padres se trasladaron a Alcolea, allí vivió durante 7 años el que sería el más importante de los escritores aragonés del siglo XX.
Durante este año 2021 serán muchas las jornadas culturales, ferias de libros y estudios especializados que se le dedicarán. Aquí, anotaré alguna curiosidad relacionada con Ramón J Sender y las ciudades de Salou y Reus, donde residimos muchos ribereños del Cinca y donde también se distribuye ALEGRÍA, publicación del Cinca Medio.
En Reus
Cuando tenía 12 años sus padres lo internan en un colegio de Reus, quizás motivado por la mala relación y continuos conflictos que mantenía con su padre. El colegio se llamaba San Pedro Apóstol y pertenecía a la Congregación de los Hijos de la Sagrada Familia. El padre Francisco Mataró, natural de Albelda, era rector de ese centro, y que fue compañero del padre de Sender en el seminario de Lleida.
Este colegio fue construido en 1895 por petición de Antoni Gaudí al fundador de la congregación e impulsor de la Sagrada Familia de Barcelona, el Padre Josep Manyanet.
En Reus, solo estuvo un curso para hacer 3º de bachillerato, pero quedo gratamente impactado, tal y como se refleja en relatos de algunos de sus libros.
Él escribe en primera persona con el nombre de Pepe Garcés (corresponde a su segundo nombre y segundo apellido del nombre completo Ramón José Antonio Blas Sender Garcés) e incluye en las narraciones experiencias y peripecias que vivió en la realidad. Dice en la segunda parte de Crónica del alba, hipogrifo violento (1954), que trascurre en el internado de Reus: “Sus calles tan rectas y hermosas, sus plazas tan limpias y cuidadas…y sus comercios tan esplendorosos”. También tiene referencias al general Prim y la estatua de la plaza que lleva su nombre.
En sus escritos, los religiosos de la Congregación de la Sagrada Familia de Reus son bien considerados. En una carta al poeta Jorge Guillén le dice refiriéndose a uno de los seglares de la Sagrada Familia: “Era un tipo angélico, con santidad natural, esa impresión me daba a mí de chico”.
Este colegio estaba la calle de Castelar, hoy Carrer Ample, cerca de la estación de ferrocarril y fue destruido durante la Guerra Civil. Posteriormente se levantó un nuevo edificio y esta orden continuó la docencia en la ciudad. Los Hijos de la Sagrada Familia mantienen desde 1895 presencia ininterrumpida en Reus, en distintas localizaciones. En 1971 se marcharon los Salesianos y los Hijos de la Sagrada Familia se hicieron cargo del colegio que éstos habían dejado en la carretera Montblanc. A día de hoy, y desde 1991, los Hijos de la Sagrada Familia cuentan con un moderno colegio que lleva el nombre de su fundador, Padre Manyanet, canonizado Santo en 2004.
Exilio y regreso
Ramón J Sender, tras la Guerra Civil, vivió el exilio en México y EEUU y regresó a España solo en tres ocasiones. Se le invitó a venir en 1969 al concederle el premio Planeta, que coincidió con la amnistía que decretó Franco ese mismo año. Sender se negó y declaró que no vendría a España hasta que todas sus obras se pudiesen publicar (cinco estaban prohibidas).
En 1974 se levantó el veto a sus obras y regresa en un viaje invitado por la Fundación General Mediterránea, para dar un ciclo de conferencias en diversas ciudades y para someterse también a una enorme cantidad de entrevistas y actos promocionales de su obra. Muy emotivas resultan sus visitas a Huesca y Zaragoza.
Volvió a España en dos ocasiones más. En 1976, en mayo, un corto viaje privado a Madrid, Zaragoza y Barcelona por compromisos editoriales. En octubre regresa para presentar su libro La efemérides. Durante ese viaje, en Chalamera se le tributó un emotivo homenaje, pero la felicidad fue turbada por los desagradables sucesos acaecidos en la residencia mallorquina de Camilo José Cela.
El deseado retiro en Salou
Quería volver a España definitivamente para pasar sus últimos días. A pesar de ejercer de aragonés y haber comentado que le gustaría una aldea del Alto Aragón, necesitaba un lugar soleado y cerca del mar, apropiado para sus dolencias. Ese lugar fue, precisamente, Salou.
Durante el año que residió en el colegio de Reus, entre los años 1913 y 1914, los alumnos hacían excursiones por la provincia y se desplazaron a Salou en primavera. Esa fue la primera vez que vio el mar. Este recuerdo es el que le hizo pensar en instalarse en este pueblo de la Costa Dorada al final de sus días, cuando por las dolencias que tenía, le convenía su climatología. Así acabó descartando vivir en un lugar de su querido Aragón.
En una carta que escribió a José Vergés Matas, fundador y director de Editorial Destino, el 2 de diciembre de 1979 le decía que pasada la primavera de 1980 pensaba instalarse en Salou como “secreto refugio”, para terminar algún libro que tenía entre manos.
En declaraciones a El Noticiero Universal (las últimas conocidas antes de su muerte) manifestaba que conservaba de Reus y sus alrededores recuerdos entrañables de niño y pensaba regresar a España y fijar su residencia en Salou. “Seguramente en Salou, tengo intención de comprarme una casita allí e instalarme para trabajar en mis manuscritos hasta que el diablo me lleve de este mundo. Esta zona de la costa conserva recuerdos entrañables de cuando era niño y me trasladaba de la escuela católica de Reus a Salou, en un trenecito que convertía el trayecto en un agradable paseo”.
”Morir no significa absolutamente nada”
Ramón J Sender muere en su residencia de San Diego, estado norteamericano de California, el 16 de enero de 1982 sin haber podido realizar su deseo.
La muerte no le asustaba: “Soy un escritor encantado con la vida, que espera el día de su muerte sin miedo y sin esperanza”, según sus palabras.
En 1979, cuando se le nominó para el Premio Nobel de Literatura, a propuesta de la Sociedad Hispanista de Nueva York, tenía que regresar a España para presentar su novela La mirada inmóvil. Sender acabó suspendiendo esta visita por problema de salud el día anterior al viaje. Esas dolencias le acompañan hasta sus últimos días e impiden el añorado viaje de retorno final.
El Periódico de Cataluña dio la noticia de su muerte en portada con el titular “Ramón J Sender ya no podrá volver en primavera” y en páginas interiores confirmaba la noticia de haber residido en Salou, invitado por su amigo Eduardo Fombuena, propietario del diario Aragón Exprés.
El 20 de enero de 1982, un día después de que apareciese en la prensa el fallecimiento de Sender, el Instituto General y Técnico de Reus y la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona organizaron el primer homenaje al escritor, con la exposición de más de 100 libros y documentos, entre los que destacaba el inédito expediente de cuando cursaba 3º de bachillerato en Reus. Siete días después, el Instituto solicitaba al Ayuntamiento de Reus una calle que llevará el nombre de Sender, con motivo de su residencia en la ciudad y la divulgación y prestigio que le dio a través de sus escritos. La petición fue aprobada por el pleno municipal el 5 de abril.
La última carta escrita por Ramón J Sender la envió el 11 de enero de 1982 a la escritora nacida en Monzón, hija predilecta de Barakaldo, Encarnación Ferré Chiné. La carta hace referencia a un prólogo que ésta le había solicitado sobre un libro que le había enviado y que todavía tenía pendiente, pero Sender le hace algún comentario y le da consejos: “El tiempo carece de valor para los artistas y escritores”. Encarnación la recibió como un adiós póstumo de su amigo, puesto que le llegó cuando el escritor aragonés ya había fallecido y para ella representaba que: “Morir no significa absolutamente nada”.