El colegio Aragón de Monzón ha puesto en marcha un proyecto capaz de implicar a todos los alumnos, desde infantil hasta los más mayores de doce años. Han preparado la tierra, plantado, sembrado, regado y mimado las lechugas, cebollas, pimientos, calabacines, tomates, patatas, zanahorias, fresas… Una iniciativa ligada a Ciudad Ciencia, una propuesta que acerca la ciencia a diversas localidades españolas mediante interesantes actividades de divulgación.
Nueve pequeños huertos ecológicos, uno por cada curso, ubicados en el patio del colegio son el tesoro que esconde el colegio Aragón. Tras varios meses confeccionando un boceto sobre cómo llevarlo a cabo, por fin comenzaron con la parte más divertida, la puesta en práctica y la respuesta de los niños. “Observamos el crecimiento de las plantas, y aprendemos a respetar y valorar los productos que nos da la tierra”, explica Mari Mar Sesé, directora del colegio. Además, con las hortalizas cultivadas han aprovechado para realizar varias jornadas denominadas: desayuno saludable. “Es increíble ver como algunos que nunca se comen la lechuga, en esta ocasión dejan la bandeja vacía y se sienten orgullosos de que gracias a sus cuidados el huerto sea productivo”, señalan desde el centro.
La implicación de los treinta docentes ha hecho posible que cada uno de los huertos esté llegando a buen puerto. “Existe un pique sano entre los diferentes cursos para ver quién tiene las hortalizas más grandes y en mejor estado. Se están cumpliendo los objetivos; el próximo curso le vamos a dar continuidad e incluso vamos a intentar ampliar el espacio”, indica una de las profesoras. Cuando los alumnos llegan a casa, sobre todo los más pequeños, cuentan lo sucedido en el huerto como una hazaña, y es que les hace realmente felices coger la regadera y cuidar con mimo esos escasos dos metros cuadrados de tierra de productos 100% ecológicos.
Talleres Interetapas
Los huertos no son los únicos proyectos diferenciales del colegio Aragón, entre ellos podemos destacar los Talleres Interetapas, donde todo el alumnado del centro se reparte en cinco grupos en los que se mezclan a niños de diferentes edades. Los mayores se encargan de los más pequeños y esto crea un vínculo muy positivo entre ellos. “La idea es que se conozcan, eso nos evita problemas de conducta, fomenta la convivencia y permite a los chicos y chicas de los últimos cursos sentirse importantes y con responsabilidad”, relata Mari Mar Sesé. Un claro ejemplo de esos talleres se desarrolló a principios de mayo. Una actividad denominada Lecturas Compartidas, donde los alumnos de 4º, 5º y 6º de primaria leyeron en voz alta durante un rato a sus compañeros de infantil. “Cada uno se responsabilizó de elegir un cuento o libro adecuado, de ir a buscar a las aulas a sus pequeños oyentes, de encontrar con ellos un lugar agradable para leer y de conseguir que fuera un momento mágico y muy especial… Por el ambiente y las caras, os aseguramos que lo fue”, afirman satisfechas. También realizan Talleres Internivelares, todos ellos evaluables y relacionados con el programa curricular, pero alejados de la rutina y que permiten trabajar disciplinas como la inteligencia emocional o las manualidades.
En el Aragón están de enhorabuena; recientemente recibieron la noticia de que el Gobierno de Aragón los ha seleccionado para incorporarse al modelo de bilingüismo BRIT Aragón. “Hasta ahora teníamos un escalafón inferior. Estamos perfectamente preparados, los alumnos de infantil ya recibían sus horas de inglés aunque no estuviera en el programa. A esas edades tan tempranas son auténticas esponjas, lo absorben todo”, asevera la directora.
Otra de las novedades más significativas vividas en el centro fue el cambio a horario unificado, una situación que se produjo hace tres años. Ello ha llevado aparejadas otras modificaciones, como por ejemplo la gestión del comedor escolar. “Está funcionando muy bien. Intentamos que coman bien y apostando por la calidad, por ello nos decantamos por productos de proximidad, muchos de ellos nos los traen frescos cada día”, concluyen.