Desde hace algo más de seis meses, el puesto de la Guardia Civil de Monzón cuenta con un nuevo teniente. Se trata de un joven madrileño -Pablo Martínez Tortosa- que el próximo mes de mayo cumplirá 25 años. En la capital mediocinqueña afronta su primer destino tras finalizar su etapa de formación en Zaragoza y Aranjuez. Asegura que un día sintió la llamada de servir a su país y por ello decidió prepararse concienzudamente para formar parte de la Benemérita.
Desde hace algo más de seis meses, el puesto de la Guardia Civil de Monzón cuenta con un nuevo teniente. Se trata de un joven madrileño que el próximo mes de mayo cumplirá 25 años. En la capital mediocinqueña afronta su primer destino tras finalizar su etapa de formación en Zaragoza y Aranjuez. Asegura que un día sintió la llamada de servir a su país y por ello decidió prepararse concienzudamente para formar parte de la Benemérita.
Pablo Martínez Tortosa ostenta el rango más alto del cuartel ubicado en la población montisonense, un núcleo operativo del que también forman parte los puestos de Peralta de Alcofea y Berbegal. A las órdenes del capitán de la Compañía de Barbastro y con el apoyo de sus compañeros, poco a poco va tomando las riendas de sus nuevas funciones en un puesto y una zona desconocida para él. “El balance está siendo muy positivo, desde el primer momento me he sentido muy arropado tanto por la Jefatura de la comandancia, el capitán, los guardias… todos los compañeros en general. Me apoyo en ellos para seguir aprendiendo”, explica Tortosa.
Entre sus tareas se encuentran labores de coordinación, tanto dentro del cuartel, como con los compañeros de Barbastro y Binéfar: reparto de tareas, servicios mensuales, organización de patrullas, vigilancias, gestión de personal y de recursos, operativos relacionados en general relacionados con la Seguridad Ciudadana, etc. “Nos hacemos cargo de todo tipo de incidencias. Trabajamos en permanente contacto con Policía Local y Protección Civil, en caso de que haya un evento de gran magnitud nos apoyamos en otras especialidades de la Guardia Civil”. Para conocer los entresijos de su nuevo destino, Pablo lo ha tenido fácil, ya que la anterior teniente –Elena- es una buena amiga y le ha dado buenos consejos. “He ido hablando con varias personas que han ostentado este cargo en los últimos años y con la mayoría de ellos sigo en contacto. El proceso de formación y de aprendizaje no cesa, por ello me gusta apoyarme en los profesionales que llevan muchos años en esto”. El nuevo teniente es natural de Collado Villalba (Madrid) y apenas conocía el nuevo destino que le había sido asignado. Reconoce que de la provincia oscense solo había visitado la capital, además de Jaca y Formigal, donde realizó algunas sesiones de prácticas.
La Guardia Civil de Monzón cuenta con una plantilla de alrededor de una treintena de agentes, entre los que se encuentra el equipo Roca, destinado a los robos en el campo, una patrulla de Seprona, Intervención de Armas y el Puesto de Seguridad Ciudadana al mando de un sargento. Monzón permanece abierto los siete días de la semana las 24 horas. “Siempre tenemos una patrulla en la calle cuya principal función es realizar tareas de prevención de la Seguridad ciudadana. Monzón es la segunda ciudad más grande de la provincia de Huesca y el mayor volumen de población, nos obliga a esforzarnos por mantener el índice de delincuencia en parámetros acordes con la provincia, que en general son bajos. Pero lo cierto es que Monzón es una localidad tranquila y agradable para vivir”.
El teniente recuerda que ellos están para servir a los vecinos, ayudarles y velar por su seguridad. “La colaboración ciudadana en algunos casos es fundamental y por ello necesitamos de su cooperación”. Destaca el apoyo de los vecinos de Monzón a la Guardia Civil, un cariño especial que se ha dejado notar tanto en días complicados, como en otros de celebración como el pasado 12 de octubre. “Damos las gracias por ese aliento que nos ayuda a cumplir con nuestro deber”. Tampoco quiere olvidarse de la buena relación institucional existente con el Ayuntamiento de la población. “Desde el primer momento ha habido buena sintonía con ellos. Estoy muy agradecido por la colaboración en la celebración del día de nuestra patrona”. Un acto en el centro de la ciudad que contó con el izado de una gran bandera de España en un mástil de doce metros.
Una trayectoria recién comenzada
A los 15 años aproximadamente, Pablo sintió el deseo de servir a su país; su idea inicial fue ingresar en el ejército, pero luego se dio cuenta que en la Guardia Civil podría realizar un servicio al ciudadano de manera más directa. Tras cursar Bachillerato y conseguir en Selectividad la nota exigida, ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza. Tras dos años en la capital aragonesa y tres en Aranjuez finalizó su formación y a los pocos meses le notificaron su primer destino: Monzón. “Fui la cuarta promoción en ingresar con el nuevo plan de estudios; el sistema de acceso cambiaba y ahora al terminar cuentas con un grado universitario, en este caso Ingeniero de la Seguridad. Mi puesto como teniente está enfocado a la dirección y a la planificación, pero nuestro trabajo no sirve de nada sin los guardias civiles que están habitualmente desempeñando sus funciones. Cada uno aporta su granito de arena, un trabajo no es menor que otro”.
Como anécdota cuenta que a pesar de haber vivido toda su vida en un cuartel –su padre es Guardia Civil de Tráfico en Collado Villalba- apenas sabía nada sobre el cuerpo, sus unidades… “Una vez me decanté por esta vía se lo comenté a mi familia y mi padre me asesoró cuál era el camino más adecuado a escoger. Me ayudó con todo el papeleo y me aconsejó en todo momento”. De momento su estancia en Monzón está siendo satisfactoria y asevera que se ha adaptado bien a la ciudad, aunque no sabe cuánto tiempo va a estar aquí. “Tengo una fecha de inicio y una fecha de fin, pero todavía no sabemos cuál es. Todos en el cuerpo nos mentalizamos a llevar una vida nómada e ir de un sitio a otro”. Además, asegura que en coche o en AVE volver a su casa a visitar a familia y amigos está relativamente cerca. Concluye dejando claro su objetivo: seguir aprendiendo y adquiriendo experiencia. “Monzón es un buen sitio para ello”.