Montisonense, padre de familia, abogado, concejal… y localista, es decir, enamorado de su pueblo. No extraña el titular en un hombre que habla sin ambages, mientras utiliza el palo y la zanahoria como método de entrada en el cuerpo a cuerpo con sus rivales, en este caso, políticos. Tampoco elude la autocrítica como oposición a un gobierno municipal que no sale bien parado en palabras de Vilarrubí. Y en esas, el letrado de profesión, concejal por convicción, ya piensa en las próximas elecciones municipales y en el papel que debe jugar su partido. Mientras, y como ciudadano atento a la realidad de una sociedad compleja y por momentos escueta en valores, mira, señala y responsabiliza a los legisladores de la persistente violencia de género y sexual contra las mujeres. Es Javier Vilarrubí y su discurso aupado en la indiferencia a la inversa.
¿Defínase a nivel personal?
Soy una persona extrovertida, familiar y trabajadora.
¿Y profesional?
No me siento la persona más indicada para definirme profesionalmente. Me gusta hablar del equipo que formamos, y ahí creo que somos muy profesionales. A nivel personal deberán ser los propios clientes los que valoren.
¿Cómo concejal?
He vivido y estoy viviendo dos etapas distintas e importantes ambas; una en el gobierno y otra en la oposición. La diferencia es notable. Creo que hemos llevado la política municipal, y me siento de ello responsable, a niveles exagerados de crítica. Cuando gobiernas no entiendas las críticas que recibes sobre temas que tienen pocas soluciones, y cuando estás en la oposición ejerces el mismo papel al de aquellos que criticabas cuando gobernabas. Al final, estemos donde estemos, creo que habría que hacer más política municipal y respetar las decisiones de los que gobiernan. En Monzón no hay “Pablos Casados ni Pedros Sánchez”. Aquí los intereses son muy distintos, y desde luego desde la oposición me impongo esa autocrítica.
Y sus vecinos, ¿cómo le ven?
Llevo cuarenta y ocho años en Monzón… desde que nací. Supongo que habrá personas que tendrán una crítica severa hacia mi persona, situación que yo nunca he querido crear, pero tendrán sus razones. Y habrá personas que me verán con buenos ojos, porque tendrán circunstancias diferentes sobre las que apoyarse a la hora de valorarme. Pero, sinceramente, no me preocupa. Yo me levanto cada día y doy gracias a Dios porque mi familia, mis amigos y mi entorno esté bien. En cualquier caso, hay que mantener un equilibrio, tanto en el elogio como en la crítica.
¿Y usted a ellos?
En mi familia me dicen que soy localista y ser localista significa querer mucho a tu pueblo. Y te diré una cosa, lo paso mal cuando salgo de Monzón… ¿Cómo veo a la gente? Creo que estamos viviendo todavía los efectos de la crisis. Este mes de agosto, en Monzón se han sumado diecinueve desempleados más. Y eso me preocupa. No poder trabajar es un grave problema, y eso se traslada a nivel social y familiar. Llevamos once años con este problema que está quebrando personas y familias. Sobre este escenario, veo una disfunción social en cuanto a la solidaridad que ejercemos. Falta ayudar cuando hay problemas reales y cercanos. Falta ir a ver y ayudar al vecino. Nos solidarizamos con colectivos que a su vez apoyan a otros colectivos afectados, pero hacemos dejación del hecho personal y concreto.
¿Le gustaría ser algún día alcalde de Monzón?
Me encantaría. Si tanto quieres a tu ciudad, esa responsabilidad es lo máximo. Pero creo que motivos personales y profesionales no me permitirían acceder a un cargo de esa importancia para mí. En el PAR tenemos a la persona más preparada y social que es Jesús Guerrero para lograr ese objetivo.
Lleva tres legislaturas como concejal, una de ellas en el gobierno. ¿Hace mucho “frío” en los sillones de la oposición?
No, no. Es constructivo lo que se puede llevar a cabo desde la oposición. Bien es verdad que no estamos en el mejor momento en ese tema en Monzón, porque este gobierno municipal no acepta la crítica constructiva que estamos ejerciendo. A mí me han llegado a cortar el micrófono en una intervención en pleno. Yo eso no lo había vivido nunca, y lo digo con todo el cariño a nuestro alcalde que sabe que se lo profeso. Nosotros representamos a un colectivo muy importante de Monzón que suman 1.200 personas que confiaron en lo que podíamos aportar al pueblo, y tenemos que ser críticos con lo que corresponda. El gobierno debe atender nuestras peticiones, como hicimos nosotros cuando gobernábamos.
¿Álvaro Burrell es un buen alcalde para Monzón?
No. Primero porque la crítica no la acepta como tal, y en segundo lugar porque podría aprovecharse mucho más lo que estamos generando desde la oposición. Yo no le pondría un aprobado a la gestión de Álvaro Burrell; lo digo con sinceridad y sin acritud.
¿Cuáles son sus principales críticas a la gestión municipal?
Primero y principal, las áreas y sus responsables no son autónomos; hay un exceso de monopolización por parte del alcalde. En segundo lugar, el ciudadano quiere hablar con su alcalde para elevar la queja que considere y eso no está siendo posible; es un problema de diálogo y de conexión. Y por último, este gobierno no acepta las críticas; debe aprender a escuchar para que la ciudad sea mejor.
¿Cree que Burrell volverá a ser alcalde?
Yo creo que no. Serán los ciudadanos los que decidan, pero pienso que no ha dado la talla. Hemos perdido oportunidades muy importantes de empresas que se iban a instalar aquí y, finalmente, no lo han hecho. Teniendo el suelo industrial que tenemos, el alcalde debería viajar más buscando inversiones que desarrollen empresarialmente la ciudad. Esas oportunidades perdidas marcan el desarrollo industrial de una ciudad para muchos años. Tenemos ejemplos claros en Fraga o Binéfar o incluso San Esteban de Litera.
Usted fue concejal de fiestas (2007-2015), ¿cómo valora en este momento el planteamiento y disposición que se está haciendo de los festejos?
El principal problema es que se han cargado un patronato de fiestas que era fundamental para el cambio que logramos llevar a cabo a partir de 2007 en las fiestas de San Mateo. El gran mérito en aquel tiempo fue lograr rehacer un patronato que estaba enfrentado, y conseguir que 42 colectivos se unieran para conseguir las mejores fiestas posibles, participando activamente en el desarrollo de las mismas. Se lo han cargado en esta legislatura, y queda demostrado que una persona no puede hacer lo que suman cuarenta y dos. Las fiestas de Monzón hoy son un fracaso y hay que decirlo así de claro. En un pleno me contestaron que las fiestas dependen del tiempo… ¿y el contenido? Es increíble. Nosotros teníamos un presupuesto de 136.000 euros y ahora cuentan con casi 200.000 euros. ¿Por qué funciona mal? Pues porque no se puede empezar a trabajar en el mes de mayo, a cuatro meses de los festejos. Vaciar el patronato ha sido el mayor fracaso del concejal de Fiestas anterior, y de la actual concejala a la cual yo le deseo lo mejor porque es una gran persona.
¿Qué sobra y qué falta?
Falta coger el modelo que teníamos y mejorarlo. Funcionaba y se comprobó… pues mejorarlo. Es una cuestión de copiar y pegar. Ahora la gente vuelve a irse de Monzón en fiestas. Pero también sé reconocer lo que hacen bien, y en ese caso felicito a la concejalía de Festejos por recuperar las actividades de Interpeñas a nivel público en la plaza; un éxito. Pues eso, tome lo que había y mejórelo. No destruya, que las fiestas de San Mateo pueden ir muy bien aunque no haga sol.
¿Volvería a incluir festejos taurinos en las fiestas de San Mateo?
Sí, ¿por qué no? Fue un éxito. Aquellos que nos criticaban en Monzón por hacer vaquillas, fueron los mismos que criticaron las carreras de burros en Binaced, a la vez que autorizaban las vaquillas en el mismo pueblo. Esos mismos, con el Partidos Socialista, son los que autorizan hacer toros y vaquillas en Huesca o que en Ejea de los Caballeros se desarrollen los mejores espectáculos taurinos de Aragón. Por ser Javier Villarrubí había que criticar. Desde luego, si volvemos al gobierno habrá de nuevo vaquillas en Monzón; sin riesgos, con todos los permisos y protegiendo al animal.
En el estado hoy de la política en Aragón y en España, ¿hacia dónde va el Partido Aragonés?
Nosotros tenemos que tener suficiente autonomía para concurrir a unas elecciones a nivel nacional con el objeto de poder influir en la política española. Quiero recordar que dos diputados canarios o cinco vascos han marcado la política nacional en los últimos doce años con el consiguiente rédito en euros para sus comunidades. Cuando la gente entienda que en los últimos once años a Aragón nos han quitado doce mil millones de euros en inversiones que ya figuraban en presupuestos, es decir aprobadas por el Congreso de los Diputados, entonces veremos que se nos están riendo; y hablo de los unos y de los otros, hablo de PP y PSOE. Cuando ha habido que recortar, lo primero que ha salido de presupuestos es lo aprobado para Aragón. Ahora tenemos la primera prueba en las municipales y autonómicas del próximo mes de mayo. No será fácil, porque nuestra presencia mediática es la que es; no tenemos las horas de televisión que tienen otras formaciones. Pero vamos a dar la batalla y si logramos un buen resultado, tenemos que hacer un esfuerzo más por concurrir en solitario a las elecciones generales.
¿Volverán a alcanzar las cotas de poder de hace un par de lustros?
Si me hablas de Monzón, el PAR tenía 407 votos cuando entré de concejal y ahora tenemos 1.200; hemos triplicado y en las últimas elecciones nos quedamos a 10 votos de ser gobierno municipal. La fórmula utilizada aquí es la que debemos implantar en otros municipios de Aragón que es el cuerpo a cuerpo, la calle. Nosotros tenemos que pedalear tres veces más que cualquier otro partido para subir el mismo puerto, porque somos un partido regional, autonomista que no independentista. Ahora veo un equipo joven y preparado, con un líder como Arturo Aliaga, y tengo plena confianza en hacer un gran resultado.
¿Repetirá en las listas del PAR al Ayuntamiento?
Yo estaré donde me diga mi partido. Sí quiere contar conmigo, consultaré a nivel familiar y decidiré.
Como ciudadano y abogado, ¿qué le está ocurriendo a nuestra sociedad en la relación hombre-mujer con casos de violencia de género y agresiones sexuales a diario?
Cuando yo era niño, pegar a una niña era una situación tan denigrante y tan cobarde que suponía quedar excluido del grupo, inmediatamente. Estamos viendo que este tema se nos va de las manos y no hacemos nada. La sociedad tiene dos problemas: Uno educacional y otro social, y a ello se le suma una legislación que no acompaña. ¿Cómo va a funcionar una ley de protección a la mujer cuando una orden de alejamiento no va acompañada de un preaviso a la víctima de que tiene al agresor en la puerta de casa? ¿Hay soluciones? Sí. Está la pulsera electrónica que en la muñeca del agresor avisa a la mujer de que lo tiene en el radio de acción prohibido por el juez. ¡Creo yo que la víctima podrá actuar y protegerse mejor!, ¿no?. Esa pulsera cuesta 2.000 euros… es un problema económico que solo se implanta en situaciones totalmente límites. El año pasado, de las 62 mujeres asesinadas, solo denunciaron 13. Esto quiere decir que no hay denuncias porque la víctima no se siente protegida por el sistema. Hay que legislar mejor y hay que hacerlo ya. Ahora nos rasgamos las vestiduras por la aplicación de la condena perpetua revisable para casos excepcionales, que incluyen también violencia de género con niños de por en medio. Una persona que le corta el cuello a sus dos hijos y los quema, por hacer daño a su mujer, ¿no merece entrar en la cárcel con la aplicación de la perpetua revisable, que por otra parte está implantada en los países más desarrollados de Europa? Esta es la verdad… No funciona el sistema porque la legislación no acompaña a la víctima. Son necesarias penas más gravosas contra esos actos asesinos y cobardes, más presupuesto para las pulseras electrónicas y dotar a la víctima de una independencia económica con respecto al agresor. Estas son medias de extrema necesidad.
Lo que desee para concluir…
Querría subrayar la importancia de dar ese salto social en cuanto a la solidaridad concreta y directa. Hay situaciones sociales muy complicadas que con una pequeña aportación personal se podría hacer mucho. También querría señalar la necesidad de educar a nuestros hijos con valores de humildad y respeto a la autoridad que empieza por los padres y sigue por los maestros, la Guardia Civil… El diálogo es muy bueno, pero la autoridad es muy necesaria. Y por último, todos tenemos que desarrollar nuestro trabajo con profesionalidad, hacerlo bien. Yo prefiero una persona trabajadora y comprometida con su deber, que una persona inteligente.