Además, se ha plantado la carrasca de la DGA que remitió en su día todos los ayuntamientos.
“Llamarada de Vida” de Mario Molíns, una escultura tallada en un platanero centenario que tuvo que talarse, es el homenaje de la ciudad de Monzón a las víctimas del COVID-19 en la plaza del Conservatorio. Un acto sencillo en el que han participado colectivos que estuvieron en la primera línea y representantes municipales, que han leído un manifiesto alusivo. Posteriormente, se ha plantado en el parque de la Escuela Oficial de Idiomas la carrasca que la DGA remitió a los ayuntamientos con este fin.
Isaac Claver, alcalde de Monzón, ha explicado que “queríamos rendir homenaje a todos los que nos han dejado por el COVID y a todos los profesionales, de todos los sectores en su mayoría aquí representados, que estuvieron en primera línea y que dieron lo mejor de ellos mismos en los momentos más difíciles y, juntos, demostramos la unidad y el coraje de una gran ciudad para enfrentarnos algo desconocido como fue una pandemia mundial”. “Así que lo hemos plasmado en esta escultura es una una llamarada de vida que surge de un platanero centenario y que gracias el artista Mario Molins ha sabido plasmar a la perfección”.
Mario Molíns ha explicado que “la escultura parte de un platanero muerto del que surge una semilla de vida, como una llamarada, significando la unidad, siempre intento sacar el lado positivo, así que de esa situación brotó algo importante de poner el foco en las cosas importantes y ese es el mensaje de partimos de lo que dejamos por el camino, de lo muerte surge la llamarada de vida”.
Al pie de la escultura se ha colocado una placa de recuerdo con una poesía del propio autor binefarense al que se encargó por parte del Ayuntamiento la escultura.
Tras el descubrimiento de la escultura, y tras escuchar a dos alumnas del conservatorio, se plantó la carrasca.