Hinchables, pintacaras, animación y juegos para los más pequeños son algunos de los clásicos de las fiestas de verano en nuestros pueblos; actividades que ahora mismo han quedado borradas del mapa por la actual situación de la crisis sanitaria. La Maleta Animaciones, empresa dedicada al sector del ocio y gestionada por la mediocinqueña María Lacosta, está viviendo de lleno la cancelación masiva de festejos y celebraciones. Tras varios meses de cese de actividad, en julio regresaron bajo mínimos y con la esperanza de que próximamente la situación mejore y su calendario de eventos se reactive.
La llegada de la Covid-19 nos pilló a todos con el pie cambiado. Ahora y tras semanas de incertidumbre algunos sectores están volviendo a ver la luz, otros luchan por sobrevivir y algunos, por desgracia, no han podido soportar la presión de días y días sin ingresos. La cultura y el ocio están en un alto porcentaje en situación de KO técnico, pero no se resignan. “Sabíamos que nuestro sector iba a ser de los últimos en reactivarse y así ha sido. Las cancelaciones fueron llegando una tras otra: las actividades extraescolares y de adultos, las comuniones, fiestas de cumpleaños o los numerosos bolos de la temporada de verano”, relata María, impulsora de La Maleta Animaciones.
La empresa desempeña su actividad durante todo el año, pero aproximadamente dos tercios de su facturación tiene lugar durante la campaña estival. En 2019 realizaron unos 140 bolos y este año confiaban en asentarse definitivamente y seguir creciendo. “Las previsiones para este verano eran muy buenas… Teníamos muchos contratos cerrados y otros en trámite. En los últimos meses nos habíamos expandido también a la zona del Pirineo y a algunos pueblos de Lérida; pero, de repente, todo cambió. Esperamos que al menos las comuniones puedan celebrarse a finales de agosto y principios de septiembre y salvar esos eventos”.
“La Maleta” cuenta dentro de su repertorio con un gran abanico de actividades, pero algunas de las denominadas “estrellas”, como sus juegos gigantes o su tobogán acuático urbano de más 50 metros, han quedado guardados en el almacén hasta nueva orden. Para paliar esta falta de celebraciones en los diferentes municipios han tenido que buscar alternativas y estas han surgido en la ciudad de Barbastro, concretamente en la gestión de la ludoteca de verano ofertada por el Ayuntamiento desde el área de Bienestar Social. “Para poder garantizar la seguridad hemos diseñado un protocolo de actuación, con medidas como la adaptación de los diferentes juegos, la realización de un registro diario de la asistencia de los niños, la zonificación del espacio para minimizar la interacción directa entre grupos y constantemente estamos realizando labores de desinfección. A pesar de estas restricciones, la ludoteca está funcionando muy bien.”
En septiembre con el regreso del curso escolar también esperan tener un respiro retomando las actividades deportivas que llevaban a cabo para niños y adultos; “Nos tendremos que amoldar a los espacios en cuestiones de aforo. Esperamos poder seguir organizando grupos en las poblaciones de la zona: Esplús, Alcolea, Santalecina, Pueyo… donde hacemos desde Pilates, entrenamiento funcional, Zumba, hasta baile con niños”.
El buen funcionamiento de la iniciativa antes de la pandemia le permite ser optimista, aunque reconoce que están siendo meses difíciles para ella y las personas que forman parte del proyecto. “Desde un principio veía complicado que este verano pudiéramos trabajar con relativa normalidad. Ahora llegan tiempos de resistir, habrá empresas del sector que van a tener que cerrar y nuestro objetivo debe ser seguir para delante y salir de esta más fuertes”, concluye.