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viernes, 25 abril, 2025

“El teléfono del aguacil está disponible 24 horas, todos los días del año”

Durante los últimos 14 años José Carlos Solano ha sido el principal encargado de velar por el buen desarrollo de las fiestas de Fonz en honor a la Virgen de la Asunción. Imprescindible, pero siempre en la sombra y dispuesto a echar una mano allí donde hiciera falta. Un “todoterreno” que está inmerso en un proceso de recuperación tras un ictus sufrido el pasado mes de septiembre. El destino -coronavirus mediante- ha determinado que, en 2020, sin Solano no hay fiestas.

Las celebraciones patronales de verano son para la mayor parte de los vecinos unas fechas de diversión, ocio, reencuentros, bailes, charradas… pero para que el resto puedan disfrutar, otros tienen que estar al pie del cañón. El que ha estado alguna vez en las fiestas de Fonz y tiene un poco de vista se habrá dado cuenta que hay un personaje omnipresente, allí donde vayas aparece. Comienza el toro de fuego, ahí está diligente para apagar las luces de las farolas; hay que repartir longaniza, Solano organiza las filas, la entrega y solo cuando se ha asegurado que todo el mundo tiene su ración, devora su trozo para coger fuerzas e ir a ver qué hace falta en otro sitio. “La semana de las fiestas solo tengo tiempo de trabajar y dormir, de esto último no mucho. Hay que estar pendiente de que todo esté preparado para realizar los diferentes actos y a la vez realizar las labores diarias, desde controlar que todo funcione correctamente en las piscinas, comprobar el agua de boca, mantener el pueblo limpio…”. Durante la mayor parte del año el puesto de aguacil lo desempeña una sola persona, aunque en determinadas épocas contaba con algún refuerzo, como por ejemplo durante los festejos veraniegos.

Los preparativos arrancaban prácticamente un mes antes de las celebraciones, Solano asistía a las reuniones para así poder planificar con tiempo el material del que debía disponer. “Pasan los años y los alcaldes o los concejales van cambiando, pero yo sigo en el mismo puesto. Hay que acostumbrarse a las distintas formas de trabajar de cada uno, pero lo importante es que todo salga bien”.

Satisfacción personal

Uno de sus actos favoritos es el desfile de carrozas y la presentación de las Majas, que sirven como arranque de las fiestas. “Es uno de los días que más satisfecho te sientes del trabajo realizado, ves la ilusión que la gente ha depositado en preparar las carrozas, el pueblo está lleno, ves casas que solo se abren para estas fechas y el esfuerzo merece la pena”. Montar el escenario, preparar las sillas, preparar el ágape o dar indicaciones a la charanga, no hay tregua para este trabajador incansable que define las fiestas como un periodo en el que “sobrevivir”. Además, añade que “el teléfono del aguacil está disponible 24 horas, todos los días del año”. A pesar de su planificación minuciosa, siempre hay imprevistos y por lo general cada año suelen ser diferentes, pero con un poco de maña, imaginación y la experiencia acumulada, siempre sale airoso. “Me quedó con todos los buenos momentos que he vivido al preparar las fiestas desde el otro lado de la barrera”, asiente.

También ha vivido en primera persona la evolución de unos festejos que en algunos aspectos han mejorado y en otros se ha perdido la esencia. “Se invierte más dinero desde el Ayuntamiento y de esta forma se pueden hacer más actos y de más calidad. En el apartado negativo, el descontrol que se produce sobre todo los sábados por la noche. Llegan cientos de jóvenes en autobús con sus bebidas para hacer botellón, lo dejan todo sucio y ya hemos tenido algún susto que no ha terminado en tragedia de milagro. Hasta nos hemos visto obligados a contratar seguridad privada. El resto de días se conserva la esencia, todo muy familiar, nos conocemos todos, la participación es muy alta y reina el buen ambiente”, señala. Destaca que para los vecinos el 15 de agosto, día de la Virgen de la Asunción, es la jornada más especial y por ello el consistorio no escatima esfuerzos.

Como anécdota nos explica que en Fonz todavía se siguen respetando tradiciones de antaño como por ejemplo la venta de bonos de fiestas, una aportación voluntaria que varía de precio según la edad. Cuando se realiza el pago te entregan un libro con los actos programados y un listado con las personas que colaboraron el año anterior. El aguacil también destaca la colaboración de la Asociación de Mullés que se vuelcan con la preparación del acto dedicado para los más mayores. Por otro lado, hace hincapié en la buena sintonía que tiene con el alcalde, Toño Ferrer, con el que lleva preparando codo a codo los festejos durante una década. “A ver si en 2021 podemos volver a la normalidad. Si es así, seguro que las celebramos con más ganas que nunca. La decisión de suspenderlas este año ha sido acertada”.

Doblete festivo

Una vez Fonz se veía metido de lleno en la resaca post fiestas, Solano se ponía manos a la obra con las labores de desmontaje, para trasladar parte de ese material a Cofita, núcleo dependiente del Ayuntamiento foncense. “Son bastante autónomos, entre la Asociación Estaren y la Comisión de Fiestas lo preparan prácticamente todo. Allí solo me tengo que preocupar de llevarles el escenario, sillas, decorar el pueblo y alguna cosa concreta que me encargan. El nivel de estrés es mucho menor para mí”, concluye. Un personaje apreciado y querido por sus vecinos, que continúa recuperándose del ictus que sufrió el año pasado y que de momento no le permite retomar sus ocupaciones laborales. Antes de despedirse, no duda en reconocer que echa de menos el día a día de su trabajo. “Me siguen llamando a menudo para preguntarme por dudas que les surgen, por ejemplo, donde se corta el agua de una calle o como se hace esto o aquello”, sonríe.

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