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viernes, 29 marzo, 2024

El interior de su voz sabe a poesía

Alejandro Aventín Llored es un joven montisonense, con orígenes ribagorzanos –Capella-, inmerso en la aventura natural de la juventud y su búsqueda inusitada por hallar un lugar en el mundo que responda a una justicia universal inquietada por la utopía. Estudia, se compromete, denuncia y se sacude las malas pulgas frente a un papel en blanco. Acaba de publicar su primer poemario titulado El interior de mi voz.

Allí donde las ideas claras de Descartes no encuentran acomodo ni espacio para ser verbalizadas, aparece la poesía en la voz interior de Alejandro Aventín: “a través de la poesía tengo la capacidad de saber qué me está pasando, qué estoy sintiendo. Algo a lo que no sé llegar sin escribir poemas”, asevera Alejandro a fuerza de sinceridad y ausencia de complejos. Escribir se ha convertido para él en una necesidad vital donde descansan sus mayores y mejores ejercicios introspectivos.

Buen estudiante en el colegio Minte, más tarde en Salesianos y actualmente en la Universidad de Zaragoza, donde acaba de terminar el tercer año de Trabajo Social: “es una disciplina sistematizada que busca el apoyo al usuario para que pueda salir de la vulnerabilidad vital en la que pueda encontrarse. Esta sería la definición académica de la carrera, aunque yo soy crítico con el Trabajo Social. Creo que esta disciplina debería anticiparse para no ser un paliativo del sistema, sino un actor preventivo que sea capaz de frenar los escenarios de riesgo posibles para esas personas”. Alejandro Aventín se cree lo que estudia, cuestión bien diferente a lo ocurrido en su primera decisión universitaria que le llevó a matricularse en ADE; error que pudo corregir después de un primer año de experiencia que no colmó sus expectativas. Ahora está ilusionado con sus estudios al ver que la dimensión de los mismos responde también a evidentes inquietudes personales: “me gusta ayudar a la gente que lo pasa mal, y espero que en adelante pueda seguir haciéndolo. Me inclino por la atención al mundo de la drogodependencia”. Todo un bajo fondo social que actúa y estalla, en mayor medida, sobre estratos sociales marginales que ya nacen señalados.

Sin querer, queriendo, nos vamos adentrando en un escenario de la conversación que sabe a la indignación de unos jóvenes por el mundo con el que se topan: “el sistema que nos rige no me gusta: premia a unos pocos, dejando a la mayoría sin recursos, y lo que es peor, sin esperanza. Los gobiernos mienten diciendo que no pasa nada, que todo va razonablemente bien, cuando no es cierto”, denuncia Alejandro Aventín, tal y como lo hacen millones de muchachos en el mundo. ¿Y cómo rebelarse ante el sistema y sus tentáculos? “Una buena forma sería empezando a leer más y si es poesía, mejor. La palabra debería ser la mejor arma para luchar contra tanta injustica. Pero, desgraciadamente, no ocurre así y las guerras y sus “herramientas” son un negocio para unos pocos”. La poesía sirve en manos de Alejandro para denunciar aquello que le asalta sin decoro. Su primer poemario así lo atestigua: “… vamos a cambiar este puto mundo, nuestro mundo”; “… comercio, consumo, capital, con sumo gusto me gustaría poderlo cambiar”; “… acabar con el capital, con la desigualdad, con el poder que quita libertad, con la propiedad… quiero acabar con los malos sueños”. Alejandro Aventín es un tipo comprometido que se define como aragonesista, no independentista. Milita en un colectivo universitario que, inicialmente, se inclinaba por las siglas socialistas, pero que de un tiempo a esta parte se ha fragmentado: “yo me he acercado a Podemos por sus ideas, no así por su líder. Creo que lo hizo bien en su momento y yo defiendo la gran mayoría de sus ideas pero entiendo que su discurso no sea del agrado de gran parte de la población debido a la agresividad con la que defiende las ideas de muchos de nosotros, por ello creo que para el partido sería mejor una figura como Irene Montero para encabezar la lista. Además, de esta manera, la izquierda española sería más coherente poniendo a las mujeres en posiciones de mando. Qué curioso que las mujeres que han sido presidentas de países europeos hayan sido de partidos políticos de derechas”.

Pero también hay amor en las palabras musicadas del poeta. Amor desoído, amor enmudecido, amor sin respuesta: “entiendo que a la hora de escribir sobre el amor, solo puedo pararme en el desamor. Cuando una historia de amor me sale bien, quiero disfrutarla tanto que no me da tiempo para escribirle. No veo a un poeta contento escribiendo sobre este tema”, comenta, adentrándose en el poeta maldito que todos llevamos dentro. Lean, lean: “… y a todo esto, la música sigue sonando aunque ya nos hayamos hundido”; “… doy la vuelta al papel y sigo observando la rosa. No hay manera, otra vez tú”; “… ¿por qué me revives ahora que ya estaba muerto? ¿por qué me vuelves a dejar morir? ¿por qué me haces esto?”. Y saber que todo comenzó en un campamento de verano, al lado de un compañero que gustaba del rap y que invitó a nuestro protagonista a escribir algo de manera improvisada. De ahí al olvido dormido hasta que un día de clase, cursando Bachiller, algo sucedió –Alejandro no suelta prenda- para que le asaltara un irrefrenable deseo de escribir. La experiencia que despertó la inspiración trajo como título “Las ruinas de mi corazón” –poema incluido en su primer libro-. A partir de ese momento, la necesidad prende en virtud, y la virtud baja a la necesidad: “ahora queremos montar con otros compañeros un canal de youtube para que personas relacionadas con la literatura, la música o cualquier otra expresión artística puedan dar su obra a conocer”. Todo esto desde su Zaragoza, de lunes a viernes. Es lo que tiene la ciudad y sus múltiples posibilidades. Pero el pueblo sigue siendo para Alejandro, punto y aparte: “la ciudad está muy bien, pero los que somos de pueblo no podemos dejar que se mueran. Ahí están nuestros orígenes y una riqueza cultural insustituible”. Y ejerce con viajes cada poco que puede, además de fines de semana que ocupa en seguir escribiendo, es decir, en rescatar de sus adentros aquello que siente por mor de los días y sus noches. Veinticuatro horas en la vida de Alejandro Aventín que dan para alimentar su existencia, además de contribuir a engordar la nómina de jóvenes cabreados con un mundo asociado a la impostura. No les falta razón.

(El interior de mi voz, primer libro de poemas de Alejandro Aventín Llored, se puede adquirir en la papelería-librería Carlín, en Monzón).

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