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viernes, 19 abril, 2024

“El cargo conlleva una gran responsabilidad”

Enrique Playán Jubillar fue designado a finales de noviembre como nuevo director de la Agencia Estatal de Investigación. Una brillante trayectoria en el CSIC avala a este ingeniero agrónomo montisonense elegido por unanimidad por el Consejo Rector para desempeñar este reto. Ante sí tiene la oportunidad de guiar los designios de la ciencia española. Los 640 millones de euros con los que cuenta la Agencia de presupuesto, definen a la perfección la magnitud de su nuevo puesto de trabajo que depende directamente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad.

Año nuevo, vida nueva. Tras unas semanas de transición junto a la anterior directora, Marina Villegas, Enrique Playán comenzará una nueva etapa en la Agencia Estatal de Investigación. El montisonense fijará su residencia en Madrid, desde donde se encargará de gestionar y dirigir la entidad. “El cargo conlleva una gran responsabilidad. Profesionalmente es un reto ilusionante y estoy tremendamente agradecido por la confianza que han depositado en mí”, comenta Playán. Durante una década ha colaborado con la Agencia, conoce su funcionamiento, y por ello no dudó en presentar su candidatura. “El nombramiento es para tres años, prorrogable otros tantos, pero lo cierto es que un Consejo Rector te pone y otro te puede quitar. Al ser una designación de alto cargo, he solicitado una excedencia por servicios especiales y tengo la posibilidad de regresar a mi anterior puesto, una vez termine mi etapa al frente de la Agencia”.

La trayectoria de este mediocinqueño, que cursó ingeniería agrónoma en la Universidad de Lérida y se doctoró en Utah (Estados Unidos) es extensa. Desde 2010 es profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde coordinaba el área de Ciencias Agrarias. Puede presumir de haber publicado alrededor de un centenar de artículos en revistas científicas de alto nivel. La experiencia que atesora en el campo de la investigación y la gestión, además de su conocimiento del entorno científico nacional e internacional, le han convertido en la persona idónea para liderar el nuevo proyecto. “Se busca realizar un cambio dentro de la investigación. Unos harán las políticas y otros las implementarán. Esta es una regla de buen gobierno”. El cargo no tiene vinculación política, pero lo que sucede en el Gobierno le influye directamente. En estos momentos la aprobación de unos nuevos presupuestos o la prórroga de los ya existentes condicionan gran parte del trabajo de nuestro protagonista.

“Hay planes previstos para mejorar la financiación de la ciencia. Lo idóneo es hacerlo poco a poco. Los incrementos rápidos nos llevan a ineficiencias; este crecimiento debe ser razonable y sostenido. La crisis afectó a la investigación y ahora hemos de intentar resarcirnos. Una de nuestras tareas es apoyar a los jóvenes investigadores y dar la oportunidad de volver a aquellos que emigraron”. Entre las nuevas funciones de Playán destacan tres pilares fundamentales: la publicación de convocatorias de investigación y desarrollo, la gestión del personal (unos trescientos trabajadores en total) y por último el seguimiento de los proyectos seleccionados. “Tenemos un presupuesto menor del que nos gustaría, pero aun así es mucho dinero. Debemos seleccionar las mejores ideas, financiarlas y una vez los investigadores terminan su trabajo, tenemos que evaluar los resultados”.

La docencia en universidades y centros especializados le han mantenido en contacto con las nuevas generaciones. Ahora tras veinte años lo ha dejado temporalmente para centrarse en su nuevo cargo. “En los estudiantes de países en desarrollo me veo yo de chaval. Tienen un brillo especial en los ojos, interés por aprender y se esfuerzan por destacar. Creen más en la educación para labrarse un porvenir que los estudiantes de países desarrollados como el nuestro, y eso nos debería alertar”, asevera.

Trayectoria

La carrera profesional de Playán está estrechamente vinculada a la investigación, su inquietud profesional le ha llevado a viajar por numerosos países y conseguir ascender en el escalafón del CSIC, donde se incorporó en 1993. Cuando todavía era un mozalbete compaginaba sus estudios en la Universidad de Agrónomos de Lérida con las labores de agricultura junto a sus padres. Al terminar sus estudios consiguió dos becas, una en Zaragoza y otra para viajar a Estados Unidos. “En aquella época irte a América era como viajar a otro planeta. Estuve allí tres años y medio y fue un trampolín muy importante. En otra etapa de mi vida también viví en Bruselas, donde me encargaba del servicio de cooperación internacional de la investigación. Desempeñando ese cargo conocí a mucha gente e hice contactos muy interesantes”.

El agua ha sido el motor de sus investigaciones, fundamentalmente ha dedicado buena parte de sus esfuerzos a los sistemas de regadío, su modernización y el aumento de la eficiencia del riego. “Desde principios de siglo la evolución en España ha sido muy positiva. A través de la tecnología hemos logrado adaptar la agricultura a los nuevos tiempos. Es importante que se sume gente joven y formada a un sector tan envejecido”. Playán también destaca el desarrollo de la agroindustria en la zona oriental de la provincia de Huesca, una circunstancia que “debemos aprovechar para generar puestos de trabajo de valor añadido”.

Joaquín Costa

En 2017 el Ayuntamiento de Monzón y CEHIMO le concedieron el galardón “Joaquín Costa” en materia hidráulica, reconocimiento que compartió con UAGA. El busto de Costa le acompañará en su nueva aventura en la capital y le recordará desde la mesa de su despacho sus orígenes montisonenses. Además se da la circunstancia que Enrique Playán es descendiente de Joaquín Costa. “Desde pequeño tuve curiosidad por su figura. Me atraía su visión del agua como elemento para mejorar la calidad de vida. Recuerdo las tardes en la biblioteca municipal buscando sus libros”.

A pesar de su ajetreada vida laboral, jamás se ha desvinculado de su Monzón natal, donde siguen viviendo sus padres y un buen número de amigos. Además sigue ligado al mundo de la agricultura donde tiene en marcha varias inversiones. “Voy viniendo a menudo, aunque en ocasiones las obligaciones me impiden dejarme ver todo lo que me gustaría”. Aquel adolescente curioso y perspicaz que organizaba campamentos, colaboraba con Cruz Roja y pasaba el tiempo con sus amigos del barrio se ha convertido hoy en el hombre clave de la investigación nacional.

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