Las plantas de tratamiento de purines de Monzón y Fonz han echado el cierre temporalmente para paliar los altos precios del gas, la intervención de los mercados y ante la incertidumbre que existe en la actualidad en su base reguladora. Una decisión que se ha tomado por parte de las empresas privadas que las gestionan a pesar de que el resto de plantas de este tipo se mantienen abiertas, todas ellas gestionadas por el Gobierno de Aragón.
Desde la Asociación para el Desimpacto Ambiental de los Purines (Adap), que integra a 21 plantas de tratamiento y gestión eficiente y ecológica de los subproductos ganaderos que viven una complicada situación en la actualidad. Su presidente, Josep Capdevila, resalta que medidas como el mecanismo de topado de gas no soluciona el problema al beneficiar a las familias y a las empresas por tener la electricidad más barata pero en cambio perjudica a algunos sectores.
Muchos de sus trabajadores se encuentran en ERTE y por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) se les facilita unas compensaciones de retribución que a su juicio “no cubren todos los gastos”.
Por ello, desde el sector urgen al Ministerio a solucionar esta grave situación garantizando así la pervivencia de estas plantas que son clave en la actividad ambiental.