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martes, 21 enero, 2025

Banda Municipal La Lira: Una gran familia con 35 años a sus espaldas

La formación musical regresó a los escenarios durante la segunda mitad del recién terminado 2021, tras completar más de un año sin poder actuar por primera vez en su trayectoria. Los últimos conciertos han sido un soplo de aire fresco y una gran alegría para esta banda municipal que mantiene la esencia de sus inicios. Luis Díaz y Pepe Bosch, director y subdirector, respectivamente, se mantienen al frente desde el primer día, cuando el Consistorio montisonense hizo un llamamiento para su creación. Desde entonces han sido el semillero de centenares de músicos que se han formado y desarrollado en su seno, siendo cada uno de ellos una pieza más de la maquinaria de La Lira, siempre perfectamente afinada y en sintonía.

“La esencia de los inicios se mantiene”, asevera Luis Díaz, un valenciano afincado en Monzón desde 1986, cuando llegó a tierras mediocinqueñas para ocupar el puesto de director de la recién creada Banda Municipal La Lira. La idea partió desde el Consistorio, tras hablar con diversos componentes de orquestas de baile de la época y músicos de la población, comenzaron a poner las bases de una iniciativa que surgía desde cero. Una de las primeras medidas que tomaron fue la de contratar un director para que encabezara el proyecto, para ello convocaron una plaza para que se presentaran todos aquellos interesados. “De casualidad lo vi en el periódico. En aquellos momentos estaba destinado en la academia de Zaragoza donde era músico militar profesional. Tuve que preguntar dónde estaba Monzón ya que no tenía referencias de la población; no me sonaba de nada para ser sinceros. Vine aquí con poco más de veinte años y aquí me he quedado”, explica el propio Luis.

Uno de los fundadores y primer presidente fue José María Bastinos, el cual por su edad ya no forma parte activa de la banda, pero sigue siendo socio y sigue a La Lira con devoción. De aquellos inicios a mediados de los ochenta los únicos “supervivientes” son sus directores: Luis Díaz y su mano derecha, Pepe Bosch. “Aquellos primeros pasos los recuerdo con cariño… En ese momento fue un boom, comenzamos a dar clases de instrumentos de vientos, cuando hasta ese momento en Monzón solo daban piano, guitarra y poco más. Se apuntaron muchos niños y a los pocos meses de poner en marcha la Banda, ya dimos nuestro primer concierto”, explica. Fue en septiembre de 1986, con motivo de la festividad de San Mateo, cuando apoyados por algunos músicos amigos de Luis y excompañeros de la Academia Militar, se subieron por primera vez a un escenario. Como anécdota resaltar que, en 1988, José Corbi Coloma, uno de los socios fundadores donó a la asociación la bandera que desde entonces acompaña a la banda en todos sus actos.

CIFRAS SIGNIFICATIVAS
Actualmente podemos encontrar cerca de 400 músicos en activo que han pasado por la banda, unas cifras significativas que reflejan a la perfección el impacto de La Lira, qué a pesar de haber recibido un duro golpe en su línea de flotación debido a la pandemia, se mantiene en activo con suficiencia. “Durante los últimos conciertos nos hemos subido al escenario una treintena de personas, cuando en años atrás hemos llegado a ser el doble. La situación sanitaria ha provocado que algunos lo hayan dejado, a eso hay que sumarle los que se van a estudiar fuera cuando terminan el instituto y otras circunstancias que han reducido el número de componentes”, señala.

Durante 2020, La Lira no pudo realizar ni un solo concierto, algo que no había sucedido en sus más de tres décadas de historia. A pesar de las limitaciones continuaron con los ensayos, en algunos casos de forma telemática y en otros en grupos reducidos de tres o cuatro personas, lo que dificultaba la preparación de un repertorio. “Desde que en 2019 realizamos el concierto de Santa Cecilia no volvimos a actuar, por eso cuando el pasado julio pudimos interpretar nuestras canciones delante del público en el patio del colegio Joaquín Costa fue tan especial. Hemos continuado ensayando con más normalidad y engrasando bien la maquinaria. Vamos por el camino correcto, los niños que forman parte de la escuela de Educandos también están regresando a la actividad y aunque con matices, parece que estamos recuperando la normalidad”, puntualiza.

REPERTORIO
Para cada ocasión, la formación prepara de forma minuciosa un repertorio compuesto por diferentes temas, desde las canciones más clásicas, pasando por pasodobles, hasta pop de los ochenta; todas ellas adaptadas a la Banda y sus circunstancias. “El objetivo es disfrutar tocando y a la vez darle al público algo que les llene y les guste”, sostiene. Por su parte, el actual presidente Luis Camacho asegura que “algunos creen que solo tocamos el típico pasodoble y están muy equivocados. Interpretamos bandas sonoras de películas u obras de compositores actuales, además de música popular y temas de la tierra, como por ejemplo alguna jota para marcar nuestra raíz aragonesa”, señala.

En cuanto al proceso de enseñanza, lo normal es que los niños conozcan los diferentes tipos de instrumentos para que puedan ir decidiendo, aunque algunos lo tienen muy claro desde el principio. Existen diferentes opciones: la trompeta, el trompón, la trompa, el oboe, la flauta, el clarinete, el saxofón o la percusión. “En la banda tenemos bastantes instrumentos para prestar a nuestros alumnos y así no tener que gastarse el dinero hasta que no tengan claro por cual optar”, indican. A partir de los 7 años, los niños y niñas pueden comenzar las clases, unos inicios donde el solfeo, el lenguaje musical y las clases individuales son fundamentales; el siguiente paso es la introducción en el grupo de Educandos, donde con el paso del tiempo comienzan a realizar sus primeras actuaciones. “El proceso formativo pretende que el salto a la Banda no sea tan grande; primero deben acostumbrarse a tocar con los demás, socializar y lograr una armonía musical, además de hacer piña”.

INSTALACIONES
Los primeros ensayos en 1986 tuvieron lugar en la comisaría de la Policía Local, al lado de donde estaban los calabazos; después pasaron a la conocida como Casa de los Maestros en la calle Estudios. El crecimiento fue rápido en cuanto a número de efectivos y tuvieron que trasladarse al Centro Cultural situado en la plaza Santo Domingo. Por último, se instalaron en el que hasta hoy ha seguido siendo su cuartel general –la segunda planta del Centro Cívico-, que en aquellos momentos todavía era una cooperativa.

“El Ayuntamiento nos cede las instalaciones, allí desarrollamos nuestras clases de lunes a viernes. Por las mañanas hay clases particulares a adultos y por la tarde se realizan las grupales; incluso algún fin de semana realizamos ensayos de refuerzo, sobre todo pensado para los chavales que están estudiando fuera”, explica su presidente, que tomó el relevo de Marta Royo-Villanova. “Me lo dejaron en bandeja de plata, tanto Marta, como anteriormente José María Bastinos hicieron un trabajo espectacular. Solo he tenido que seguir el camino que me han marcado, le he dado mi toque personal, pero la esencia se ha mantenido”, explica Luis Camacho, que es sustancialmente más joven que sus predecesores.

SOCIOS
La lista de socios es muy extensa y actualmente son alrededores de 300 los que forman parte de esta gran familia, aunque solamente unos sesenta están activos entre “Educandos” y la banda de adultos. “Hay que destacar la huella que deja La Lira en la gente, algunos vuelven una década después o incluso más, y lo hacen acompañados con sus hijos”, asegura. También se dan casos de personas que con una edad avanzada deciden aprender a tocar un instrumento. “Normalmente la gente viene con una formación o proceden de la banda de Educandos (lo más habitual), pero en ocasiones aparecen personas interesadas de aprender desde cero y con paciencia y tesón, lo suelen conseguir”.

AÑORANZA
Viajes por diferentes lugares de la geografía española para actuar era algo habitual antes de la pandemia: Valencia, Guadalajara, Soria o Galicia han vibrado con sus actuaciones. “Normalmente realizamos intercambios, nosotros acudimos donde nos invitan y luego la banda local nos devuelve la visita. El Ayuntamiento siempre nos ha respaldado; sin ellos no conoceríamos la Banda como es hoy en día”, señala. Recuerdan con añoranza una época que parece muy alejada en el tiempo, aunque en realidad fue hace poco más de un par de años. “Justo cuando irrumpió la covid, teníamos preparado un viaje al monasterio de Poblet junto a la Coral Montisonense y Somus Venti donde habíamos preparado un homenaje al rey Jaime I. El Abad nos había dado permiso y habíamos llenado tres buses, pero todo se fue al traste en el último momento debido a la situación sanitaria”.

ANIVERSARIO
Los 35 años del nacimiento de la formación no lo han celebrado como esperaban, aunque por suerte lo han podido hacer encima del escenario y disfrutando con su música. El pasado mes de septiembre, el Consistorio les rindió un emotivo homenaje con la entrega de placas a los tres presidentes y a los omnipresentes Luis Díaz y Pepe Bosch, que como nos dice su presidente: “seguirán hasta que ellos quieran”.

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