Les separa la edad… y les une el cariño que se profesan… y los valores cultivados en su día a día… y la pasión por todo lo que les ha traido hasta aquí… y la actividad presente sin menoscabo… y Monzón por monzoneros sin remisión… y Paris… ¡Ay Paris!… y la vida de la vida que les une. Una charla con Antonio Martínez y Eliseo Martín se torna en un inmenso escenario de respeto, confianza, mirada devota y gesto cómplice entre ambos. Una portada es poco y nuestra admiración es toda.
UNIDOS
Antonio Martínez vive sus ochenta y tres años con la sabia armonía de un hombre resuelto en mil escenas. Eliseo Martín disfruta de sus cuarenta y cuatro noviembres con la misma ilusión que le permitía saltar obstáculos y brincar rías. Les separan treinta y nueve años y les unen mil circunstancias. Porque Antonio ya recuerda a Eliseo correteando por la Fuente del Saso siendo un crío. Dice que prometía con la ayuda de los bocadillos de criadillas de la madre: “Es cierto, su madre siempre me decía que los buenos resultados de Eliseo tenían que ver con esos bocadillos de criadillas que ella le preparaba”, cuenta Antonio envuelto en una sonrisa. Eliseo no se queda atrás en el recuerdo: “Tengo un video, siendo cadete, en el que entro a meta y
Antonio ya aparece por allí felicitándome y con su cámara a cuestas”, responde Eliseo. No hemos hecho más que empezar y la sintonía entre los dos coincide en palabras, hechos y admiraciones. Sus nombres han ido siempre muy unidos: el atleta ganaba y el periodista lo contaba: “Creo que a Antonio le ha gustado el deporte, en general, y el atletismo en particular. Siempre nos seguía para al día siguiente publicar nuestros resultados. A mí me conocía tanto, que antes de responderle una pregunta pienso que ya sabía la respuesta”. Eliseo sigue rememorando su especial relación con Antonio: “Cuando volví del primer campeonato del mundo que disputé en Seúl, recuerdo que eran las cuatro de la mañana y en la puerta de mi casa estaba Antonio con su cámara y una sonrisa de oreja a oreja”.
VALORES
La buena gente cultiva valores fundamentales con la natural condición de su misma bonhomía. La personas que conocen bien a Antonio y a Eliseo subrayan virtudes comunes que elevan la condición humana de ambos. Son y no parecen. Viven abrazados a la humildad, discreción, trabajo, respeto y amor a sus familias. “Eliseo nunca se lo ha creido. Siempre ha sido igual; cuando empezaba, cuando ganaba, ahora que se ha retirado. Por eso ha llegado donde ha llegado”. Antonio sabe bien lo que dice. Mientras, el atleta escucha y apostilla: “No entiendo la vida de otra manera. La humildad te lleva a tener amigos de verdad toda la vida. Ellos saben que no engañas a nadie”. Tanto uno como el otro han tenido que trabajar sin relojes a la vista. Las horas no se cuentan cuando el propósito alimenta por dentro. El periodismo, sin días ni fiestas de guardar; el atletismo, con décimas como montañas que solo se ollan si olvidas el tiempo y honras el sacrificio.
PASIÓN
Las hojas de servicios de nuestros dos protagonistas no se pueden entender sin acudir a la razonable pasión que siempre han dedicado a sus oficios. Las cosas no suceden por casualidad: “Eliseo ha sido un apasionado del atletismo y así ha conseguido estar tanto tiempo entre los mejores”. Antonio Martínez lo ha visto desde siempre y ha podido constatar ese espíritu enamorado del atleta con su deporte. Lo mismo podemos decir del periodista y sus crónicas. Pocos pueden seguir contando historias y revelando méritos de tantos que pueblan nuestro entorno. “Es su pasión y se le nota. Además es muy metódico en su trabajo. Cuida hasta el último detalle y a nosotros (a los atletas de Monzón) nos ha ayudado mucho. Gracias a él, hemos ocupado muchas páginas y la gente ha sabido de nosotros”. Valga un ejemplo: En una de las últimas carreras de obstáculos de Eliseo, y al pasar una ría, se lesionó en el gemelo. ¿Adivinan quién estaba allí para recoger, justo, el momento de la lesión? “Sí, sí. Antonio captó el momento exacto en el que yo apoyó y me rompo. En la fotografía que hizo se me ve la cara de dolor en el mismo instante de notar la lesión. Siempre ha estado ahí. ¿Cómo no lo vamos a querer?”. Antonio mira a Eliseo y no puede disimular la emoción: “Son como mis hijos… bueno, yo siempre digo que Eliseo es mi hijo adoptivo”.
ACTIVOS
“En casa me dicen que ya está bien, pero no puedo dejarlo. Si me entero de algo, voy a por ello para contarlo. Mientras en el periódico me sigan publicando y la salud me ayude… Además, también acudo a un par de tertulias en las radios de Monzón”. Es Antonio Martínez y todos los que escribimos quisiéramos ser como Antonio Martínez. A su edad, y a pesar de los amagos irresolubles de una salud que aguanta, el periodista persevera en lo que más le gusta, atendiendo a la actualidad y a sus nombres propios. Una crónica de Antonio Martínez sigue siendo una foto al detalle del hecho contado. Ejemplo y vida que podemos trasladar al atleta, ahora dando clases en el gimnasio Zona Sport, además de realizar entrenamientos personalizados. Pero hay más… Eliseo sigue compitiendo con el Club Atletismo Hinaco Monzón, y en sus “ratos libres” ha formado un equipo de duatlón: Zona Sport Monzón ha acabado por aburrir a los duatletas de Zaragoza y alrededores: “Hemos terminado con la superemacia de ellos. Tenemos un equipo muy potente que ya ha conseguido el campeonato de Aragón por equipos, en los últimos tres años, y el campeonato de Aragón individual. Ahora lo ganamos todo. Y es verdad, nos han cogido un poco de tirria en Zaragoza”. Eliseo habla con la seguridad del campeón que es: “Ahora vamos hacer dos fichajes que son de los mejor de Aragón. Vienen por el ambiente que hemos logrado tener en el equipo, y también por el nivel logrado. Con ellos, vamos a intentar ser campeones de España; sí, es difícil, pero podemos serlo si trabajamos como lo venimos haciendo”. Si lo dice Eliseo, yo me lo creo.
MONZÓN
Antonio y Eliseo siempre han llevado su nombre unido al de Monzón. Uno, el periodista de todos, como cronista de lo acontecido en la capital mediocinqueña en los últimos sesenta años. Ahí están sus artículos, reportajes o sucedidos con la firma de Martínez, desde su Monzón del alma. El otro, nuestro atleta, en su versión de mejor embajador montisonense en el mundo. “Eliseo tuvo, a lo largo de su carrera, varias posibilidades de salir de Monzón para recalar en otro equipo. Pero siempre quiso seguir aquí, en Monzón. Prefería su pueblo, su ambiente y su gente, antes que unos cuantas miles de euros más”, comenta Antonio a la hora de señalar a Eliseo como ejemplo de la escasa generosidad de los políticos locales con un campeón como él: “Ahora sería el momento de agradecerle todo lo que ha hecho por este pueblo. Eliseo tendría que estar trabajando por el deporte de Monzón a nivel municipal. ¿Qué mejor referencia podríamos tener desde nuestro Ayuntamiento cuando hablamos de deporte? No lo entiendo y me duele”. Es el único momento de la conversación en el que Antonio se pone más triste que serio. Eliseo admite que le gustaría desempeñar esa labor, pero no ha habido respuesta positiva por parte de los políticos municipales. Y esto no viene de ahora: “Nadie se ha querido mojar. He acabado mi carrera deportiva y me hubiera gustado trabajar por el deporte de mi pueblo. A nivel político, les resulta más fácil darme una beca”, subraya Eliseo.
PARIS
“Monzón está contigo” era el lema que se podía leer en la bandera de España que Eliseo Martín lució el 26 de agosto de 2003 en el Stade de Francia. Acaba de conseguir su mayor éxito deportivo, y uno de los grandes en la historia del atletismo español. Medalla de bronce y Eliseo dando la vuelta de honor al estadio con una bandera que preparó, Javier Bordes, entonces presidente del Club Atletismo Monzón, y que ya había publicado Antonio Martínez en Diario del Altoaragón: “La historia e idea de la bandera es de Javier. Semanas antes del campeonato, él veía mis entrenamientos y me decía que estaba para medalla. Tenía tanta confianza en mis posibilidades que compró la bandera y se fue a Lavedán para rotularla”. Y ahí es donde entra en acción Antonio Martínez que, ¡cómo no! se entera de la historia de la bandera y… “le hice una foto antes de que viajará a París, y la publiqué en el periódico. Fue premonitorio… Yo ví la carrera en mi casa, y no podía creerlo. Se me saltaron las lágrimas, naturalmente… Fue la mayor alegría deportiva que he tenido nunca. A aquel chico lo había seguido desde la Fuente del Saso y ahora estaba en París dando la vuelta de honor después de conseguir una medalla de bronce en el campeonato del mundo… ¡Qué emoción!”. Allí, en las gradas del estadio parisino, estaba Bordes y Phondy y esa bandera que, según el presidente, tenía que dar la vuelta al estadio… y la dio.
VIDA
La historia reciente de Monzón cuenta con vecinos que, por uno u otro motivo, forman parte de la mejor imagen del pueblo. Entre todos, los aquí presentes: Antonio Martínez y Eliseo Martín son orgullo pasado, presente y futuro de una historia local que, como todas, precisa de referencias que alumbren el camino más recto para el desarrollo positivo de una sociedad y sus valores como grupo. La vida de pequeños como Adrian o Alba (hijos de Eliseo) requieren de modelos a seguir. Los mencionados lo tienen en casa y Monzón los disfruta por sus calles y plazas cámara en mano, por sus pistas deportivas y gimnasios, por la prensa y por España compitiendo con la camiseta azul y roja del atletismo de aquí. ¡Ay Paris y las lágrimas de Antonio!