Dos años de trayecto y todo lo que está por venir. Son AMO, son la Asociación de Autismo y Otros Trastornos de la Zona Oriental de Huesca. Con sede en Monzón, el colectivo presidido por Carlos Tejero da apoyo a asociados de Barbastro, Binaced, Binéfar, Aínsa y la propia capital del Cinca Medio. Durante estos veinticuatro meses de vida, AMO no ha parado de hacer lo que en origen pretende: ofrecer cobijo a los chicos y sus familias, además de trasladar a la sociedad la información y disposición necesarias para contar con su aliento y sensibilidad.
Si otras discapacidades intelectuales representan, a nivel social y general, la cara más amable de la propia discapacidad, el autismo no ha contado con ese asenso. Es posible que la razón venga determinada por la introversión de la misma discapacidad a lo largo de los tiempos, con traslado directo a las mismas familias y la ausencia de exposición y comunicación. Afortunadamente, hay momentos, lugares y sobre todo personas que trabajan para cambiar el rumbo de las cosas. Así nació AMO, hace ahora dos años. Al frente de la idea e ilusión, varios padres y madres con sus hijos y muchas cosas que emprender y variar en favor del colectivo y de la propia sociedad. “Sabemos que siempre vamos a ser minoritarios. Es una cuestión porcentual. Dentro de las discapacidades intelectuales, el autismo tiene una incidencia menor y por tanto encontrar una familia también resulta menos probable”, nos cuenta Carlos Tejero. La asociación se constituía el 4 de mayo de 2015, y en origen contaba con 22 socios (6 familias); hoy son 25 socios (9 familias). Su filosofía de partida, siempre a desarrollar en adelante, tiene como base la promoción del bien común de las personas con TEA (Trastornos del Espectro Autista y Otros Trastornos), a través del apoyo en sus vidas cotidianas por mor de actividades asistenciales, educativas, ocupacionales, laborales, recreativas, culturales y deportivas. En estos momentos, AMO cuenta con seis acciones en marcha –acogida, hidroterapia, equinoterapia, musicoterapia, logopedia, programas de apoyo- dedicadas a la atención de los chicos y sus familias. “Por su especificidad, no son actividades, en muchos casos, accesibles por precio o logística. Sin embargo, en AMO se hacen posibles gracias a los fondos que conseguimos con las diferentes actividades y ayudas que vamos consiguiendo”, destaca el presidente de la asociación.
El rango de edad de los usuarios va de los 3 a los 18 años. Una de las principales dificultades con las que se encuentra AMO a la hora de desarrollar su acción es la del origen de sus asociados; la dispersión territorial –Binaced, Binéfar, Barbastro, Monzón- de los afectados hace que se tenga que poner especial atención en la mejor gestión que garantice una economía asumible: “cabe subrayar que las actividades que ofrecemos van dirigidas a cualquier familia que pueda necesitarlas, más allá del trastorno que padezca su hijo. Simplemente, con asociarse ya va a contar con todos los beneficios que ofrece la asociación a la hora de acceder a esas terapias”, destaca Carlos Tejero. Otro de los grandes objetivos de AMO es el desarrollo de programas de sensibilización sobre el autismo dirigido, tanto a los profesionales, como a las familias y a la misma sociedad en general. Charlas informativas, presencia en los colegios, participación activa en eventos populares-solidarios… todo ello les ha reportado una presencia mediática que redunda en el conocimiento de su razón de ser. La información, divulgación, presencia e interactuación están siendo elementos básicos que han logrado visualizar al colectivo y su mensaje. Tanto su presidente, Carlos Tejero, como la vicepresidenta, Anabel Contreras, vienen realizando una labor comunicativa principal: “tenemos que mostrarnos como colectivo para lograr que se conozca como son ellos”, verbalizan al unísono. Esta apuesta firme por la socialización de AMO y sus fines está logrando un conocimiento general que redunda en la mejor interrelación entre partes, haciendo natural una realidad que nos pertenece a todos como sociedad. Desde las mismas instituciones, la colaboración no deja lugar a dudas: “estamos muy satisfechos con la respuesta institucional. Están por la inclusión y eso nos anima a seguir trabajando. Por ejemplo, desde el Ayuntamiento de Monzón se nos está ayudando con la cesión de aulas municipales para llevar a cabo nuestras actividades”, destacan desde AMO. Paralelamente, y quizá como proyección también de ese compromiso institucional, las nuevas generaciones crecen en favor de la ayuda y el apoyo a discapacidades no tan reconocidas como es el autismo: “venimos de un estigma social que ha marcado a nuestra sociedad. Por suerte, eso está cambiando: se logran romper tabús, explicar falsos mitos, acabar con la ambigüedad y desinformación… Lo más importante es que todos “salgamos del armario” y entendamos que hay otras personas que tienen otra manera de comunicarse y de entender las cosas”, explica sin ambages el presidente de AMO.
Ahora toca no reblar. Cabe no desfallecer en el empeño fijado. Objetivos, muchos; ideas, varias; ilusiones, todas. Por ejemplo: a lo largo de este año 2017 verá la luz la nueva página web de AMO; se va a seguir asistiendo a ferias y eventos varios organizados en la zona; en verano tendrán lugar las terceras colonias en la Ludoteca Municipal de Monzón, a través del proyecto INTEGRA TEA; se trabaja en acompañamientos a las piscinas municipales para usuarios que no disfruten del proyecto INTEGRA TEA; organización el próximo otoño de un curso especializado e intensivo sobre métodos de comunicación e intervención. Esta es la realidad de AMO y sus cavilaciones en favor de una vida mejor e interactuada para los chicos, sus familias y resto de la sociedad. Procurar un hábito que corrobore las intenciones y objetivos del colectivo, creando una naturalidad relacional entre todos. Esa es la prosa de cada día que cuesta y motiva. La poesía del caso brilla en azul, y viene anunciada por noches tan bellas como la del pasado 2 de abril, Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, convocado por las Naciones Unidas.