El montisonense Alberto Serena y el zaragozano Iván Ara han dado vida al cómic “20 Cajas”, que cuenta a lo largo de 176 páginas las aventuras de Samuel, un treintañero que tiene que afrontar una nueva vida tras una rotura sentimental con su pareja. Una publicación que fue protagonista en la Semana de Animación a la Lectura que se celebró en Monzón el pasado mes de octubre. Repasamos con el dibujante mediocinqueño su proceso creativo, su pasión por este arte, los cómics, los superhéroes y la satisfacción que le produce plasmar en un papel aquellas historias fantasiosas que nacen en su cabeza.
Sin ningún tipo de dudas, “20 Cajas” es el trabajo más relevante de nuestro protagonista, el dibujante Alberto Serena. Casi dos años de trabajo plasmados en 176 páginas de dibujos en blanco y negro que dan vida al guion de Iván Ara. “Nos hemos entendido bastante bien, me ha dado rienda suelta para poder hacer experimentos”, sonríe. La pandemia les pilló en pleno proceso creativo, por lo que apenas pudieron verse en un par de ocasiones de forma presencial. “Le enviaba el material e íbamos corrigiendo sobre la marcha”, explica. Una pareja artística que surgió de la necesidad de encontrar un dibujante que ilustrara la historia que había escrito Iván. “GP Ediciones se puso en contacto conmigo, habíamos coincidido en varias ocasiones en la Feria del Libro de Monzón y les había gustado mi trabajo en la publicación de Guasa Baturra –Taula Ediciones-. Me ofrecieron el encargo y no dude en aceptarlo”.
El cómic cuenta la historia de un treintañero que comete un error y se tiene que separar de su pareja. A partir de ese momento el relato tiene como hilo conductor todo lo que le sucede al protagonista, locuras varias y un sinfín de sentimientos y reflexiones donde es fácil sentirse reflejado. “Samuel es un personaje bastante básico, podríamos ser cualquiera. A partir de ahí cada página es como un puzle, en el cual hay que encajar cada una de las piezas para contar una historia, añadir detalles, corregir errores y plasmar en la publicación lo que habías imaginado en tu cabeza”. El libro también tiene referencias musicales, en sus páginas podemos encontrar unos casetes dibujados donde aparece en cada uno ellos el nombre de una canción, como por ejemplo la canción de “El Príncipe de Bel-Air”. “Momentos de sentimiento que se reflejan musicalmente. Para facilitar a nuestros lectores que puedan escucharlas, hemos creado una lista en Spotify”, indica.
Alberto reconoce que una página puede llegar a costarle hasta un par de días, por lo que es fácil hacernos a la idea del ingente trabajo que hay detrás de este cómic. “A través del dibujo encuentro mi manera de expresarme. No compensa económicamente, pero disfruto mucho con ello y merece la pena realizar algunos sacrificios para lograrlo”. Hasta el momento las críticas que han recibido son muy positivas y están sorprendidos por la repercusión que están teniendo en los medios de comunicación a nivel regional. Podemos encontrar “20 Cajas” en Monzón en la imprenta Jer, Librería Pape Idea o adquirirlo online a través de Internet.
ILUSTRAR UN GUIÓN
Las herramientas de trabajo de Alberto son de lo más sencillas, con un lápiz y un papel es capaz de hacer maravillas. Una vez realiza sus creaciones las digitaliza y las introduce en un programa informático donde pasa a la fase de tintado, para finalizar con los retoques. “Me imagino el plano en mi cabeza y luego le empiezo a añadir detalles, eso es lo que más tiempo lleva. Me divierto llevando a cabo todo el proceso, es como coger un crucigrama y resolverlo paso a paso”, relata.
Su afición por el dibujo le viene desde pequeño, cuando iba al colegio sus cuadernos estaban plagados de las más diversas creaciones. “Me encantaban los cómics, en general todos los de superhéroes, desde Spiderman hasta Transformers, y casi todos lo de Marvel”. Sus padres probaron a llevarle a clases, pero allí le costó encontrar una motivación ya que no podía desarrollar los personajes que tanto le gustaban, donde fantasía y acción se daban la mano. “Durante algunos años acudí a la Escuela de Arte de la Casa de la Cultural, me daban libertad creativa y encontré mi sitio durante un tiempo. En general he aprendido a base de repetir y repetir, coger una ilustración de un cómic e intentarla copiar. Con el paso del tiempo consigues tener un estilo propio, algo que considero fundamental”, reflexiona este montisonense, que trabaja para Aventín como monitor de autobús escolar, una ocupación que le deja bastante tiempo libro para dedicarse a su gran pasión.
MANO A MANO CON SU HERMANO
Jesús Javier Serena es el hermano mayor de Alberto, un entusiasta de la historia medieval y con el que han compartido multitud de proyectos: el cómic El dragón de Monzón, la novela El Asesino de las Ocho Beatitudes o el fanzine Motosierra –del que también forma parte el joven Daniel Hernández. “Tenemos una asociación que se llama Monzón Lúdica. Allí nos reuníamos antes de la pandemia para recopilar material, dibujar, jugar a Warhammer, cartas… Cada cierto tiempo publicábamos un fanzine –publicación temática realizada por y para aficionados- todo aquel que quería participar era bienvenido. Imprimíamos el contenido y lo vendíamos en las ferias a las que acudíamos y en alguna tienda. Con lo que sacábamos al final salía lo comido por lo servido”, recalca sonriente. Nuestro protagonista reconoce que no le importa que los denominen frikis y considera que actualmente ya no se usa como un término despectivo.
PROYECTOS DE FUTURO
La publicación de “20 Cajas” es una buena carta de presentación para Alberto, que espera en un futuro cercano continuar con nuevos proyectos. Iván, su compañero en esta última aventura, ya está preparando su segundo cómic, este con algo más de acción y ambos podrían volver a compartir andanzas, aunque todavía no está confirmado. Por otro lado, junto a otro montisonense, Luis Jalle, van a preparar un cómic sobre el atletismo en la población. “Vamos despacio, pero la cosa va para delante. Le he pasado bocetos y el guion ya está planteado”, señala. Tampoco descarta ofrecer clases de dibujo, crear grupos reducido y por las tardes instruir a los interesados en la materia.
Las ilustraciones y los retratos son otra de sus especialidades, en ocasiones recibe encargos, pero en otras las realiza simplemente por diversión y entretenimiento, como por ejemplo el mural que pintó en el Café Bar One de Monzón. “Lo hicimos con una amiga. Ocupa prácticamente toda una pared del local y en él aparecen diferentes músicos de grupos nacionales e internacionales”. Por último, recalca que ahora es mucho más difícil llegar a los chavales que cuando él era joven, ya que ahora hay que competir con los teléfonos móviles y las tablets, donde con un clic puedes ver un vídeo o tener una infinidad de opciones para entretenerse.