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jueves, 18 abril, 2024

“En los últimos años hemos logrado frenar la despoblación”

Ricardo Lacosta afronta su sexto año como alcalde pedáneo de Santalecina, una pequeña localidad mediocinqueña que junto a Pomar y Estiche forman el municipio de San Miguel de Cinca. Durante nuestro encuentro resalta con orgullo el notable tejido asociativo de la población, el alto número de empresas y la  vitalidad de sus habitantes. En lo personal hemos de destacar su faceta de poeta, y es que tras 35 años escribiendo sin que prácticamente nadie lo supiera, ahora ha salido a la palestra y en estos momentos está preparando su tercera publicación.

Los números en muchas ocasiones hablan por sí mismos, y en Santalecina solo hace falta echar un pequeño vistazo a algunos ejemplos concretos para darnos cuenta que estamos ante un ejemplo de supervivencia en el mundo rural. Actualmente cuenta con 256 habitantes censados, de los cuales el 73% es población en edad laboral, entre los 17 y los 65 años; mientras que residen 37 personas menores de 16 años, una población joven para lo que estamos acostumbrados a encontrar en cualquier pueblo oscense. “En los últimos años hemos logrado frenar la despoblación. Existe un equilibrio e incluso en el último padrón crecimos en dos habitantes. Una cifra anecdótica, pero que refleja que Santalecina está muy vivo”, señala Ricardo Lacosta, cuyo padre también fue alcalde de la localidad, concretamente el primero de la democracia.

Una de las claves es la gran cantidad de puestos de trabajo, unos ochenta, sumado a los autónomos que se dedican a la agricultura y a la ganadería. Aquí podemos encontrar desde empresas dedicadas a la construcción y reforma, estética, excavaciones, cosméticos, reciclados de la madera, un taller de maquinaria agrícola, una carpintería, una casa rural o una tienda de alimentación, por citar algunos ejemplos. “Algunas empresas han crecido bastante en la última década y se han generado nuevas oportunidades laborales. Es necesario buscar gente de fuera porque en el pueblo no hay más trabajadores que contratar. Esto genera interés en alquilar o comprar casas para venir a vivir aquí. Estamos estudiando la posibilidad de hacer alguna promoción de viviendas como las que se realizaron hace algo más de una década. Hay algunos interesados y vamos a valorar si es posible sacar adelante la iniciativa”.

En cuanto a la dinamización del día a día, las asociaciones son el motor que mueve a una vecindad participativa por excelencia. Hasta ocho agrupaciones de lo más variado forman el entramado: la Cofradía Virgen del Rosario, la UD Santalecina de fútbol, los cazadores, las amas de casa Los Estribos, los jubilados Virgen del Rosario, la Asociación Cultural Carracinca, el AMYPA (formada por las familias de los 15 niños del colegio) y la Asociación Folklórica Antonio Pérez, que sigue bailando y cantando a ritmo de jotas con Marta Peruga a la cabeza.

En los dos últimos años han apostado por invertir en el mantenimiento de caminos. El año pasado se realizaron unos 5 kilómetros y este año con el dinero aportado por la Diputación Provincial de Huesca esperan realizar otros diez más. Una circunstancia que agradece una población eminentemente dedicada al sector primario. “En cuanto a edificios tenemos cubiertas todas las necesidades. Hace unas pocas semanas hemos terminado de asfaltar el acceso norte a la población, la conocida como “subida del  Lavadero” y para el próximo año tenemos la intención de construir un pequeño almacén para el Ayuntamiento”.

Otro de los proyectos de la población es la modernización de regadíos en la Huerta Vieja, un terreno de unas 300 hectáreas situadas en la ribera del río Cinca. “La mitad del terreno está abandonado, son parcelas pequeñas y todavía se riega a manta, por lo que han quedado prácticamente en desuso. Los más jóvenes están manteniendo reuniones para llegar a un acuerdo y así poder agrupar, trazar nuevos caminos y conseguir modernizar estos terrenos para después repartirlos entre los propietarios interesados”. El alcalde tampoco se olvida de reivindicar las mejoras en la carretera A-130 entre Monzón y Alcolea de Cinca, cada vez más deteriorada.

En el aspecto personal, Lacosta además de velar por los intereses de su pueblo, regenta una empresa de construcción, y entre ladrillo y ladrillo todavía es capaz de encontrar tiempo para su gran afición: la poesía. “Empecé a escribir a los 15 años, pero hasta hace poco no había publicado nada. Durante mucho tiempo solo los más allegados conocían esta afición. Hace un par de años mi mujer me apunto a una lectura en Fraga y a partir de ese momento me animaron a que publicara mis poemas. Ahora estoy preparando mi tercer libro junto con una poetisa de Zaragoza y también vamos a lanzar el audiolibro de mi segunda creación “Silencios de una vida”, concluye. Una faceta vocacional, como la de ejercer de portavoz de Santalecina y velar por los intereses de todos aquellos que dan vida a un pueblo, que lleva muy dentro de su corazón.

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